Si malo fue el primero, pésimo han sido los siguientes, y no digamos el actual, pero todos han llevado una consigna: no saber qué hacer para gastarse el dinero, y menos saber qué hacer para llegar al pleno empleo.

La prueba la avalan los casi cinco millones de parados y los cientos de miles de pequeñas y medianas empresas que se han visto obligadas a cerrar las puertas por la incompetencia de Rodríguez y sus muchachos. Se ha llegado a una conclusión cierta, y es que todos los que han formado parte de este gobierno de pena, aparte de ser unos negados para la política, parece que tienen la sangre como los reptiles, son ectotérmicos, y a ninguno se le han caído los sombrajos para hacer algo positivo e intentar solucionar el mal que acontece a los españoles.

Pero hay cosas que no son correctas. A la que fue vicerpresidenta primera del gobierno, Fernández de la Vega -hija del falangista camisa vieja, alto cargo en el ministerio de Trabajo y fiel ayudante del ministro Girón-, cómplice supina de la devastación española hasta 2008 -creo- en que la cesaron del cargo y la colocaron con unos emolumentos tan inconcebibles para toda la vida, ha sido copartícipe de los casi cinco millones de parados que hay en España, y del despilfarro económico de las autonomías y ayuntamientos. Y no la pasará nada. Y seguirá viviendo opíparamente como si tal cosa, y la felicitarán y la rendirán pleitesía por ser vos quién sois. No hay derecho que se vayan de rositas esta, Bermejo, y el resto de los que han dejado el ministerio y se han camuflado en otros sitiazos, escondidos de los que hemos sido estigmatizados por los gobiernos Rodríguez.

Ahora Pérez, otro secuaz del enorme paro y casi devastación que hay en España, intenta paliar, en lo posible, la hecatombe que va a caer sobre el partido socialista. Hecatombe que ha sido ganada a pulso por su ineptitud y escasísima o nula capacidad gubernamental. ¿Cómo no va a descalabrarse este partido? Se lo tiene más que merecido. Creo, por mor de ser sincero, que casi todos los ministros del gobierno son unos resentidos del régimen anterior, ya que casi todos son hijos de próceres ministros del Generalísimo Franco, y me parece a mí, que nobleza obliga.