Escribo este artículo porque quisiera hacer público mi caso particular en el que se ve reflejado que los poderes judiciales en vez de buscar solucionar problemas, parece que los quiere enardecer. También quisiera que fuera una llamada de atención que ponga fin a mi situación y otras similares que se puedan dar.

Como la mayoría de parejas que viven separadas, tengo la custodia de mi hijo compartida, de tal modo que mi expareja disfruta de la compañía de mi hijo casi en su totalidad y yo solo tengo permitida su custodia en fin de semanas alternos y la mitad de los periodos vacacionales.

Esta sería una situación común y en nada extraña sino fuera porque la resolución ha sido tramitada en el Juzgado de Violencia de Género número 1 de Badajoz. La causa ha sido una denuncia interpuesta por mi expareja por haberla llamado «mala madre» durante una disputa en el hospital donde mi hijo estaba siendo atendido por haber ingerido unas pastillas que su madre había dejado al alcance.

Creo que en la situación crítica que se estaba dando lo que dije tenía una justificación, pero aún así no me libré de aquella denuncia y su correspondiente sanción de arresto domiciliario que se me impuso. Tras este suceso, por el cual todo lo concerniente a mi hijo pasa por ese juzgado como si yo fuera un maltratador, además me veo obligado a que yo, como padre, recoja personalmente a mi hijo de manos de una mujer que insiste en buscar formas de provocar algún acto por mi parte que le sirva de motivo para un nuevo proceso judicial que me perjudique.

A sabiendas de la tensa situación con la que fue mi pareja sentimental, podría darse a entender que la justicia impartida por la voluntad de la jueza que me ha tocado busca, premeditadamente, el encontronazo conflictivo entre dos personas (incluidas denuncias de dudoso fundamento) esperando que la situación en este cara a cara llegué a peores términos para, quizá, poner remedio. Cosa ilógica, ya que un juzgado de este tipo que se dedica a proteger especialmente la integridad de la mujer debería evitar que un supuesto maltratador tuviera contacto con ella.

No soy un magistrado ni mucho menos, pero parece evidente la fácil solución de esta circunstancia que evitaría males mayores permitiendo, simplemente, que alguno de mis familiares directos pudiera recoger al niño los días asignados, como por ejemplo sus abuelos. Y es que si la justicia quiere ser justa y razonada debería evitar situaciones problemáticas entre personas, y mucho más cuando esta situación se da con un niño de por medio.

No debería ser deseable, ni por mi parte ni por la que atañe a la madre del niño, querer que él presencie el malestar que causa el tener que encontrarnos siendo tan sencillo de evitar. Espero que la evidencia de tan claro error sea subsanada brevemente y tener una convivencia tranquila con mi hijo, espero que la jueza entienda las razones y espero que estas palabras lleguen a aquellos que también las necesiten.