En casa siempre oí hablar, durante muchos años, de un hermano de mi abuela, desaparecido en la guerra civil española. Se lo llevaron con treinta y pocos años, en la llamada ‘5.ª del saco’, en donde hombres mayores y niños fueron reclutados, a la desesperada, para rematar uno de los desastres más absurdos ocurridos en España durante el ya avanzado siglo XX.

La dulzura con la que mi abuela y mi madre hablaban del tío Eusebio, siempre provocó en mi una gran inquietud por haber sabido de él. Era una persona entrañable por su bondad y alto sentido del humor, que siempre provocaba alguna cita entrañable en las conversaciones familiares.

Su incomprensible muerte, sin saber dónde ni cuándo, me despierta esa inquietud dormida. Es por eso por lo que quiero dedicarle este humilde recuerdo en su nombre. Eusebio Cano Larrey, un hombre muy querido por su familia y amigos, desaparecido justo, en el lado opuesto al de su gran humanidad: la incomprensible guerra fratricida.