Siempre me llamó mucho la atención en la única en verdad ocasión que me ha ocurrido concretamente en el cercano a mi ciudad, Jerez de los Caballeros, río Ardila, cuando en una gran e impresionante picada como nos gusta decir a los pescadores, por lo menos por estos parajes, me sorprendió mucho el ejemplar que había mordido mi anzuelo, entonces de número bajo, hoy las cosas han cambiado mucho con el tamaño de los mismos a la hora de practicar dicho deporte. Pensé en un primer momento en una culebra de agua o de collar (Natrix natrix.), infatigable en muchas jornadas de pesca acosadora de nuestras nasas o antiguas cestas, por otro lado en mi humilde opinión seguro por mi pasión por todo tipo de fauna, una curiosa y verdadera entretenida amiga y acompañante de los pacientes pescadores. Como he comentado automáticamente y en principio tenía clara la identificación de la captura, pero no fue cierta, era una enorme culebra eso sí, pero con cabeza de pez. En resumen una formidable y preciosa "anguila" Hablamos de la anguila europea (Anguilla anguilla) especie piscícola que puede llegar a un metro de longitud y a los 13 kilos de peso, pero desde luego su faceta más misteriosa a la vez que interesante es su reproducción y forma de vida a lo largo de su longeva comprobada existencia, claro está muy supeditada ante la situación actual tan nefasta en plan global para la mayoría de las especies que habitan en este planeta, incluida como no la superior de todas, por otro lado máxima culpable de ello, o sea, la humana. Después de vivir bastantes o varios años en nuestros ríos, sobre todo en sus cabeceras, mucho menos río adentro, debido sobre todo a los numerosos embalses, nunca dejando de reconocer que muy importantes para nuestro sistema de vida, pero los cuales están perjudicando de manera notable sus movimientos, de ahí lo raro de sus escasas capturas río a dentro, aunque se debe decir que su situación a nivel de conservación todavía no parece preocupante, ponen rumbo a miles de kilómetros, en concreto de cuatro a siete mil, nada más y nada menos y sin comer por si faltara algo, hacia el mar conocido como de los Sargazos, o sea, América Central. Para una vez allí tener lugar su freza, donde nacen sus numerosas crías, las cuales en estado de larvas, arrastradas por la famosa corriente del golfo, al cabo de unos años alcanzan las costas de Europa y norte de Africa y penetran por las desembocaduras de sus ríos, entre ellos como es lógico los dos existentes y relacionados con la región extremeña, derivando a su vez en bastantes afluentes, algunos verdaderos ríos interiores por su caudal, ahí tenemos el ejemplo del mencionado Ardila. Dichos ejemplares pequeños son las llamadas angulas, tan apreciadas, costosas econonómicamente y conocidas en nuestra gastronomía, ¡no se acuerdan de la Sardá!, con las angulas del norte en su anuncio comercial y publicitario. O sea tratamos, para algunos equivocadamente a la hora de calificar a este raro pez, de la misma especie, con distintas denominaciones debidas exclusivamente a la etapa en la que se encuentra a lo largo de su rara y curiosa forma de vida, aunque todo esto lo sabrán muchos no me cabe la menor duda, no quiero dar ninguna lección de biología. Por todo ello y para terminar quien me iba a decir que esa rara criatura salida de las aguas por lo menos por estos pagos, había nacido nada más y nada menos y con toda seguridad cerca de las Islas Bermudas. Es increíble la naturaleza, a ver quien lo puede discutir, pero su explicación tendrá, eso lo tenemos que tener muy claro. Existen varias teorías hasta hoy difíciles de demostrar, pero la realidad está ahí y no es otra que la maravillosa esencia del mundo natural, que por otro lado como he comentado, cada día estamos destruyendo más, hasta llegar al aniquilamiento de muchas especies, así como otras muchas en estado de verdadera agonía, cuando todo ello está muy demostrado que significa, les pese a quien les pese nuestra propia destrucción, lamentablemente. No lo duden amigos. (*) El autor es naturalista y pescador.