En esta breve carta de hoy, he escogido para el comentario de la misma el libro de espiritualidad de San Josemaría Escrivá de Balaguer denominado Camino.

Un pequeño libro escrito en los años 30 del siglo pasado y conocido en la mayoría de los países de los cinco continentes. El Beato Álvaro del portillo nos habla de Camino indicando que “Resuma veneros profundos de clara y nítida espiritualidad”.

Con estos breves comentarios yo personalmente querría conexionar la espiritualidad y los consejos de San Josemaría a la realidad actual y a la crisis generalizada que vivimos en gran parte del mundo. En el preámbulo de Camino se nos dicen unas palabras que opinó que pueden calar hondo en el corazón y en el alma de todo aquel que quiere vivir cerca de Jesucristo. San Josemaría nos dice: • No te contaré nada nuevo. • Voy a remover en tus recuerdos, para que se alce algún pensamiento que te hiera:  Y así mejores tu vida.  Y te metas por caminos de oración y de Amor. 

Y acabes por ser alma de criterio. Actualmente necesitamos un manantial fecundo de almas de criterio que llenen el mundo de la sabiduría que proviene del inmenso universo del espíritu. Uno de los grandes y escandalosos fracasos de la sociedad actual es no haber sabido transmitir a los jóvenes y a los menos jóvenes: valores, criterios, enseñanzas, ideales, comportamientos, doctrinas que vayan acorde con la alta, noble e insustituible dignidad del ser humano.

Nuestra sociedad se ha ido deshumanizando, más crudamente podemos decir animalizando y la ha ido perdiendo las perspectivas de un horizonte en donde se pueda encontrar el amable bálsamo de la verdadera virtud. Nuestra sociedad podríamos decir que se ha pervertido buscando la verdad en las cloacas: de lo corrupto, de lo antinatural, de lo villano y con ello ha encontrado una respuesta contundente que se llama decadencia moral, decadencia social, decadencia política, decadencia cultural y decadencia ética. Y para terminar, querido lector, le dejo el primer punto de Camino, que opinó encaja perfectamente en este mundo nuestro -de hoy- lleno, como estamos diciendo, de penurias, de situaciones tortuosas y de dificultades en los distintos aspectos trascendentes de la vida: Que tu vida no sea una vida estéril. -Sé útil. -Deja poso. -Ilumina, con la luminaria de tu fe y de tu amor. Borra, con tu vida de apóstol, la señal viscosa y sucia que dejaron los sembradores impuros del odio. -Y enciende todos los caminos de la tierra con el fuego de Cristo que llevas en el corazón.