La música folclórica extremeña apenas tenía cabida en los repertorios corales hasta que el maestro Francisco García Muñoz comenzó a realizar decenas de armonizaciones, algunas hoy día obligatorias en los certámenes del género. Esta es una de las contribuciones que hizo el músico soriano durante las dos décadas que vivió en la región, un arduo trabajo por el que la Universidad de Extremadura y la Asociación Musical Cacereña han decidido rendirle un homenaje, coincidiendo con su centenario. El programa incluye dos citas: un reestreno muy especial de canciones póstumas del maestro (que se celebró el pasado miércoles en el Aula de Caja Extremadura) y un concierto coral que reunirá a seis de los mejores coros de la región (día 18 en el Gran Teatro, 20.30 horas).

Francisco García Muñoz nació en Soria el 3 de diciembre de 1908. Tuvo una estrecha vinculación con Extremadura, donde vivió sus últimos 22 años, primero en la capital pacense como catedrático de la Escuela Universitaria del Profesorado, y más tarde en Cáceres. Además de sus muchas armonizaciones del folklore regional (hoy están presentes en la gran mayoría de los conciertos corales, y la propia Junta de Extremadura ha editado una veintena de estas piezas), también realizó varias instrumentaciones de bailes extremeños. Por todo ello recibió la primera Medalla de Plata de la Universidad.

"Y es que mi padre se identificó mucho con Extremadura y sus gentes", explica su hija, Paquita García, afincada en Cáceres y directora de la Compañía Lírica Extremeña. El maestro hizo numerosos amigos, entre ellos el escritor y musicólogo placentino García Matos, de amplio reconocimiento, a quien acompañó en algún viaje por el país en busca de las distintas manifestaciones del folclore.

Además de músico apasionado, fue un buen pedagogo y sus alumnos le recuerdan con cariño. "Era serio, responsable, pero tenía mucho sentido del humor", subraya Paquita García.