Angela Becerra dejó atrás 20 años de exitoso trabajo como creativa para dedicarse a la literatura. Dice que escribir le ha permitido descubrir "un mundo nuevo llamado libertad" que nada tiene que ver con la publicidad, "en la que el único fin es la venta del producto". Renunció a su cargo de vicepresidenta de una de las agencias más importantes de Colombia para adentrarse primero en la poesía, con Alma abierta , y luego en la narrativa, con una primera, titulada De los amores negados , que Planeta ha lanzado recientemente al mercado literario español.

El libro viene avalado por un gran éxito en Colombia. De hecho, se ha convertido en el más vendido en el país natal de Becerra --que ahora vive en Barcelona con su marido y su hija--. La historia se centra en las contradicciones en la relación de una pareja: ella, una psicóloga de éxito "que nada sabe de sí misma", y él, director de un periódico, "un reconocido comunicador incapaz de comunicarse con los que le rodean". Paradojas de una vida barnizada de emociones en un relato cargado de sensualidad y erotismo.

REPLANTEARSE LA VIDA

Angela Becerra alcanzó la meta profesional marcada, pero dice que "los sueños a los 20 años no son los mismos que a los 40", así que se replanteó su existencia.

Detrás de De los amores negados hay "mucha carencia y soledad". Sus protagonistas se han negado el amor. Cuando la pasión se debilita --explica la autora-- uno piensa que será la pareja quien llene sus vacíos y solucione sus problemas, pero es imposible: "Cuando uno tiene hambre, por mucho que el otro coma el apetito sigue sin saciarse".

Becerra asegura que su novela "narra una historia muy real" que ha querido revestir con "una atmósfera mágica". A modo de ejemplo, dice que cuando la relación se tambalea, la ciudad en la que transcurre la historia también tiembla. Y cuando ella se encuentra con su primer amante y siente florecer su interior, "llueven flores violetas en el exterior".

La novela trata de la búsqueda de la felicidad y de la desorientación interior. Aunque vislumbra alguna luz con la que orientarse a modo de brújula. "Cuando se acaba el libro quedan varios puntos de reflexión", apunta la autora.

Becerra quería una novela "en la que el narrador se metiera dentro del alma de los personajes y los mostrara con todas sus miserias y tristezas; algo que todos tenemos aunque no seamos capaces de exteriorizar porque vivimos en una sociedad en la que hay que estar siempre bien".