El 2005 fue, en palabras de Ang Lee, "un año maravilloso para el cine americano". El taiwanés se refería al cine estadounidense realizado lejos de los grandes estudios (aunque en muchos casos vinculado a sus ramas independientes). Y lo destacaba el pasado lunes en una noche en que los Globos de Oro, los premios que otorga una asociación de prensa acostumbrada a intercambiar favores con Hollywood, se rendían ante su película, Brokeback Mountain (en terreno vedado), y ante otros proyectos de relativamente bajo presupuesto, como En la cuerda floja , Capote y Transamerica .

Por enésima vez, tras constantes datos sobre la crisis en la taquilla que aterroriza a Hollywood, los Globos dejaron en evidencia que en el último año ha habido escasas producciones dignas de pasar a la historia. Un premio a la banda sonora de John Williams para Memorias de una geisha fue todo lo que los grandes estudios se pudieron llevar a la boca a sólo cuatro días de que los 5.800 miembros de la Academia terminen de enviar sus votos para elegir candidatos a los Oscar.

25 MILLONES DE EUROS

A nadie le sorprendió que los 87 periodistas de la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood bañaran cuatro veces en oro Brokeback Mountain . La historia de amor entre dos vaqueros en Wyoming ganó los Globos a drama, director, guión y canción. La sorpresa había llegado antes, cuando al anunciarse las candidaturas en drama los cinco elegidos fueron títulos con presupuestos inferiores a los 25 millones de euros. Lee reclamó que no se reduzca con etiquetas a películas como ésas. "Es un placer estar acompañado por estas películas llamadas pequeñas, pero creo que son lo contrario: sus pensamientos son muy grandes", dijo.

Tampoco sorprendió la coronación como mejor comedia o musical de En la cuerda floja , el recordatorio de la vida y la música de Johnny Cash y June Carter-Cash, que tardó una década en lograr el apoyo de un estudio. Los premios a sus protagonistas, Joaquin Phoenix y Reese Witherspoon, eran casi cantados.

Los otros Globos de Oro en categorías de interpretación confirmaron el buen año para las producciones arriesgadas, cuyo máximo exponente quizá sea Transamerica , una película en la que Felicity Huffman --lanzada al estrellato por su papel en la serie Mujeres desesperadas -- borda la interpretación de un transexual antes de someterse a una operación de cambio de sexo.

Los Globos de Oro son famosos porque, por una vez en la temporada de galardones, las estrellas se sientan en mesas por las que corre el champán francés (o el vino blanco, como el que Harrison Ford subió a la hora de presentar un premio). Sin maestro de ceremonias ni números musicales, el peso de la diversión suele caer en los discursos. Y pese a que este año se han reconocido películas que abordan temas y personajes que abren la puerta a discusiones políticas o sobre sexualidad, casi nadie aprovechó la oportunidad en el escenario.

No se sumergió en terrenos complicados Philip Seymour Hoffman, el protagonista de Capote , que bordó su salto de secundario de lujo a protagonista con el Globo de Oro a mejor actor dramático. "Me han dado el papel de mi vida, por ahora", dijo.