Una nueva tesis doctoral aborda el equilibrio entre las edificaciones y la conservación paisajística. Se traba del trabajo de María Jesús Montero Criterios técnicos de aplicación legal para la integración de las construcciones en el paisaje , estudio dirigido por los profesores Julio Hernández Blanco y Lorenzo García Moruno, del grupo de investigación Urbanismo Sostenible y Paisaje.

En su estudio, María Jesús Montero --que lleva trabajando en esta materia desde mediados del 2004-- aporta una serie de recomendaciones para poner en alza ante todo el valor de la integración. Para ello, ha analizado 44 escenarios del Valle del Ambroz y ha evaluado a 1.046 encuestados de varias comunidades autónomas y de distintos países europeos como Portugal e Italia.

Entre las conclusiones destaca que la calidad paisajística se ha visto amenazada por el incremento del turismo de interior y por las edificaciones para segunda residencia que en muchas ocasiones se encuentran en situaciones de ilegalidad. María Jesús Montero determina que "el sentido común es la mejor herramienta que tenemos para trabajar. Cualquiera en su sano juicio entendería que un edificio de cuatro plantas en un entorno natural desentonaría con su paisaje inmediato: la vocación de estos suelos no es el desarrollo urbano en altura". Lo mejor es tratar de adecuarse con la escala de los elementos circundantes y no contrastar demasiado con ellos. Así, más de dos plantas, no deberían permitirse en suelo no urbanizable.

En cuanto al diseño, "una mirada al pasado es lo que necesitamos para aprender desde el presente a construir el futuro", dice la investigadora. Las edificaciones tradicionales de cualquier municipio extremeño son un buen ejemplo de las técnicas que deben emplearse para estar en consonancia con el ambiente.

En un entorno natural, el mejor modo de integración sería la de un edificio en una altura, con colores terrosos, que incluya elementos naturales como zócalos en piedra o el uso de molduras de madera y que en los planos inmediatos de observación exista vegetación dispersa que rompa u oculte parcialmente la visión del mismo. En el lado opuesto se encontraría un edificio visible desde cualquier punto, con el empleo de materiales como chapas o aluminios, con colores brillantes en los tejados y saturados como rojizos o azules en paredes.

El estudio se abordó en tres frentes fundamentales: la escala, el diseño (colores y materiales) y el grado de filtrado u ocultación con la vegetación. En definitiva, en la medida en que se conjuguen estos tres factores se dará una mayor o menos integración.