Un cómico de la legua, Don Cosme, tras recorrer con su carro las angostas, misteriosas
y sorprendentes calles de la ciudad, llega al teatro para disfrute de los espectadores.
Repasa la historia desde tiempos muy lejanos, casi hasta la actualidad, adquiriendo la
forma de diferentes personajes, ciego, enamorado, monje de la inquisición, soldado de
Flandes, truhan o prostituta y narrando anécdotas que probablemente acaecieron por
estas tierras.
A través de ripios y dibujos en un telón colocado en el carro, se cuenta la historia y
aparecen en imágenes distintas localizaciones, todo en un pequeño carro donde
dándole vueltas a una manivela aparecen los distintos textos y pinturas.