La exposición inaugural que ocupa el nuevo edificio desvela el carácter de la Colección Helga de Alvear y pone de manifiesto la vocación del Museo por facilitar una pluralidad de experiencias en torno al hecho artístico. El recorrido ofrece una visión de una parte de la creación contemporánea a través de la cual es posible dilucidar la idiosincrasia de nuestro presente.
Para esta muestra, José María Viñuela, patrono de la Fundación Helga de Alvear, conservador de la Colección y comisario general de los actos inaugurales, ha tenido el reto de seleccionar unas 150 obras: aproximadamente un 5% del total de la Colección que Helga de Alvear donará a la institución.
La muestra se distribuye en cuatro plantas, sumando cerca de 3000m2 de espacio expositivo y, sobre todo, brinda la posibilidad de explorar en primera persona esculturas e instalaciones de gran formato, así como pinturas, fotografías, dibujos y videoinstalaciones de más de 100 artistas diferentes.
Artistas procedentes de 26 países diferentes, con una presencia mayoritaria de artistas españoles (cerca de un tercio), estadounidenses y europeos, pero también con poderosas muestras del arte procedente de otras partes del globo -desde Vietnam, Venezuela, Sudáfrica o Corea del Sur, hasta Hungría, Brasil o Suiza- generan nuevas constelaciones en el siempre cambiante firmamento de la actualidad.
Ahora que las fronteras suponen un límite a nuestra movilidad, el Museo propone un oasis para la reunión de geografías físicamente distantes, dejando en manos del visitante el hallazgo de posibles lazos, ideas y formas en común que disuelven la importancia del origen.
Aunque el recorrido comienza con Goya, propuesto como el primer artista contemporáneo, más de un 60% de las obras expuestas en esta muestra fueron ejecutadas en los últimos 20 años (y casi 50 de ellas entre 2011 y 2020). Además, será la primera vez que la mayoría de ellas se expongan en una institución museística. Es el caso, por ejemplo, de Faux Rocks (2006) de Katharina Grosse un volumen pintado de 7 metros de ancho que en su día sorprendió a todo aquel que tuvo oportunidad de verla en la Galería Helga de Alvear-, o de Power Tools (2006) de Thomas Hirschhorn, que sólo estuvo expuesta una única vez en el Kunstmuseum Wolfsburg y ahora ha vuelto a ver la luz.
El aprovechamiento del espacio, creado a medida para albergar las obras, y el objetivo de utilizar el mismo para mostrar piezas que nunca antes habían sido expuestas fueron claves para lograr un resultado que garantiza una invitadora aproximación a la infinita riqueza de la Colección.