Los cuentos atraviesan el planeta llevados por un viento que atiende a la necesidad del ser humano de expresarse, de contarse, de compartir. Así ha sido siempre y ahora, cuando el ritmo vital lo permite, volvemos al cuento como si nos sentáramos, sin prisa y sin móvil, alrededor de un fuego, o nos dejáramos seducir por música y palabras en el atardecer de unprecioso jardín del siglo XVI.

Esta vez serán los más pequeños de cada casa los que disfruten de esa música y de esas palabras mágicas.