¿Cómo es Los 7 Robles? 

Es nuestra casa, ahora más que nunca. En marzo reabrimos el bar, nos lo quedamos mi hermana y yo, dándole un aire nuevo. Yo era el camarero de siempre de Los 7 Robles, llevaba diez años ya detrás de esta barra. 

¿Y por qué tomáis esa decisión? 

Porque los dueños anteriores se fueron. Ellos decidieron irse, llevaban mucho tiempo aquí y querían descansar un poco. En un principio la idea era no cerrarlo sino que se lo quedara alguien, y antes de ofrecérselo a alguien de fuera… primero se lo dijeron a los de casa, claro, a los que estábamos aquí, que llevábamos mucho tiempo ya. Si yo llevaba diez años, mi hermana rondaba los trece. Nos liamos la manta a la cabeza y le dijimos que sí, claro, ¡que nos lo quedábamos! De eso hace ya casi un año.  

¿Cómo es la oferta gastronómica de Los 7 Robles? 

La basamos sobre todo en la parrilla. Tenemos brasa y le sacamos provecho, y allí también hacemos lo más típico: platos clásicos y pulpo a la gallega, no solo carne. Otra apuesta segura en nuestro bar son los pinchos de tortilla y, si vienes por la mañana, los torreznos. Es curioso ver cómo viene todo el mundo a desayunar esas dos cosas a primera hora con el café. No falla nunca. 

Entonces vuestro horario es non-stop, de desayunos a cenas… 

Sí, desde las ocho de la mañana hasta las doce y media o una de la mañana. Los fines de semana alargamos hasta las dos. Un poco a demanda del público.  

¿Cuál crees que es el secreto del éxito de tu restaurante? 

(Suspira) Me pones en un compromiso. Yo creo en el poder del bar de barrio, que es lo que somos. Aquí todo el mundo está como en familia. Quizá es eso, pero no lo sabría decir. ¡Habría que preguntárselo a los que vienen! 

¿Un bar de barrio puede ser tan importante como uno de alta cocina? 

(Se ríe) Nosotros estamos orgullosos de lo que hacemos pero te digo lo mismo que antes, eso lo tienen que decidir los que vengan a vernos. 

¿Cuál es el plato estrella de vuestra carta? ¿Lo que más se pide? 

¿Plato estrella? Sin dudarlo, el pulpo a la gallega. Sale fenomenal, seguido de cerca por la tortilla de las mañanas, los calamares y algunos platos a la brasa. Ahí ya se iguala la cosa. Mi favorito, sin duda, es el pulpo.  

Teniendo parrilla, la materia prima será crucial para vosotros. 

Claro, claro. Nosotros tenemos una calidad en los productos que hace que nuestro local sea conocido desde hace años, antes incluso de ser nuestro. Eso lo hemos mantenido. Es importantísimo tener una materia prima de primera. Tiramos mucho de producto extremeño, de la tierra, que es muy bueno. Menos el pescado… ¡todo de aquí!  

¿Y cuáles son vuestras armas para luchar en un momento en el que todo es gris? 

Los precios ajustados, creo que no hay otra. Eso hace mucho, porque la gente está regular. Aquí los precios no se han subido desde hace mucho tiempo, son exactamente los mismos, y eso hace que la gente te busque. ¿Calidad y precio? Pues ahí estamos nosotros.  

¿El cliente siempre tiene razón? 

(Se ríe) Se dice, se dice. Y aunque no la tenga, hay que dársela. El cliente siempre tiene razón. 

Os habéis hecho cargo de un negocio pero querréis darle vuestro toque. ¿Qué meta tenéis a corto y largo plazo? 

Pues ahora mismo estamos centrados en una reforma dentro del comedor. A largo plazo, seguir manteniendo a nuestra clientela. Siempre mejorar.