--Es la hora de la despedida y toca hacer balance. ¿Satisfecha con los resultados de crítica y público?

--Como la experiencia es tan intensa y gratificante, dejas en un segundo plano esos resultados. Pero sí, la respuesta de la audiencia ha sido maravillosa, y la de la crítica, también.

--¿Cuál es la crítica más injusta que ha recibido su programa?

--La que me parece inaudita es la de que soy una actriz y que todo es mentira. Eso es descabellado. Es muy fácil ser incrédulo sin argumentos. Parece que da mucho prestigio...

--¿Y la más justa?

--Creo que en el tema del porno generamos expectativas que no cumplimos. Estoy de acuerdo con las críticas. En lo que no estoy de acuerdo es en que tenga que hacer de actriz porno para hacer el reportaje.

--¿Fue ese del porno el reportaje más frustrante, el más flojo?

--Formalmente sí. Lo que pasa es que el porno es muy impactante y funciona muy bien de audiencia. Pero creo que no es de los mejores.

--Ahí se nos cayó el mito de la Samanta aguerrida: no fue capaz de rodar una escena pornográfica...

--Sí, la rodé como directora. Es que no se trataba de que hiciera de actriz porno. Por eso no me siento frustrada: si me hubiera apetecido hacer de actriz porno, lo habría hecho.

--¿Lo que hace usted no es una especie de Gran hermano periodístico en el que lo que se televisa es la convivencia del reportero con la noticia?

--Creo que no. Esto no es mi vida en directo, sino un documental. Concretamente, un docutaintment o mezcla de documental y entretenimiento. Al tiempo que entretienes al espectador, le estás colando la información. Es como hacerle el avioncito al niño para que coma.

--Pero la diferencia con un documental es que el reportero se mete en el relato como un personaje más...

--Eso no lo convierte en reality .

--¿Y no contraviene aquella máxima de que que el periodista no debe ser nunca el centro de la noticia?

--No es la primera vez que se hace en periodismo. Lo que ha impactado es que se haga en televisión.

--¿Cuál es el personaje al que le ha cogido más cariño?

--Marlene, la mujer de la mina boliviana. Hubo 10.000 personas que organizaron en Facebook una colecta. Ahora tiene una nueva vida lejos de su marido alcohólico. También me impresionó mucho Lola, la ciega.

--¿Y el más decepcionante?

--Al de los ricos ya iba con la impresión de que no iba a hacer amigos. Y, efectivamente, no tuve la suerte de hacerlos. Vamos a dejarlo ahí.

--¿De qué va el reportaje de mañana?

--Es sobre el chamanismo y está realizado en el Valle de las Sensaciones, en plena Alpujarra granadina. Se trata de una práctica espiritual, basada en los ritos de los indios americanos, cuyo objetivo es ayudarte a hacer un ejercicio de introspección.

--¿El título de 21 días buscando a Samanta no supone, en cierto modo, despedirse mirándose el ombligo?

--Es muy bonito que sea este el último. Ha sido un año y medio salvaje, con experiencias dramáticas e impactantes psicológicamente. Hacer, al final, toda esta limpieza espiritual parecía como planificado, pero no ha sido así. La posibilidad de hacer este tema surgió a última hora.

--¿Qué va a hacer ahora?

--Descansaré unos meses, porque tras el verano volveremos con un nuevo formato de reportajes para Cuatro. Será rompedor y seguro que generará polémica. Se ve que es mi sino y que no puedo pasar indiferente.