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EDITORIAL

ESPERANDO A LA RECUPERACION

El reiterado fracaso de las predicciones económicas para todo el año ha impuesto una nueva moda: decir que todo va a cambiar a partir del semestre siguiente. Se dice antes del verano y se repite cuando empieza el año. El último informe que se apunta a esta tendencia es, además, un resumen de los pronósticos que elaboran 14 gabinetes de estudios de entidades financieras y de servicios. Su conclusión es que si podemos esperar algo mejor del 2003 depende de cómo evolucione el precio del petróleo y la previsible guerra en Irak.

Es una tesis más sensata que las que venían adornadas de las expectativas exuberantes de la nueva economía hasta el año pasado. Pero también avisa de que este año pintan más bastos para España de los que se reconocen, porque nuestros dos indicadores básicos --los que nos acercan o alejan del resto de la UE-- son la inflación y el empleo. Y no van bien.

Los analistas esperan que el segundo semestre del 2003 sea mejor para la economía española porque el resto de economías de las que dependemos, el eje Francia-Alemania y EEUU, necesitan una solución suficiente en el panorama internacional para reactivar sus economías domésticas. Ojalá que no se equivoquen.

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