NI TRAICIONNI COBARDIA

Hay planteadas dos preguntas importantes. ¿Somos unos traidores los españoles que preferimos alinearnos con las tesis de la mayoría de los gobiernos y de los ciudadanos de la Unión Europea antes que identificarnos con las de nuestro propio Ejecutivo? ¿Somos unos cobardes quienes no nos sentimos halcones en esta crisis, quienes no consideramos suficientes para desencadenar una guerra las pruebas mostradas hasta ahora en contra de Irak?

Las dos cuestiones merecen un no rotundo. Porque no somos nosotros, los discrepantes de la espiral belicista que impulsa George Bush y los críticos del servilismo ante quien no tiene razón, los que estamos forzando las cosas. Las fuerza José María Aznar, cuya carta-manifiesto de respaldo sin límites al líder norteamericano en lo que quiera hacer ha provocado la mayor fractura interna vivida jamás por la Unión Europea.

Para los intereses a medio y largo plazo de Bush tal vez sea positivo forzar hasta el absurdo la credibilidad de la ONU, donde pronto asistiremos a dramáticas bajadas de pantalones, así como impulsar la desunión europea. Pero, ¿está seguro José María Aznar de que eso es lo que le conviene a España y lo que desean los españoles?