TPtroliferan por todas partes, y en especial en los alrededores de las ciudades, segregaciones de terrenos rústicos que dan lugar a urbanizaciones clandestinas, prohibidas taxativamente por la ley, con mandato expreso a los ayuntamientos de que las detecten, denuncien y abran los correspondientes expedientes de reversión y derribo. En Extremadura es un problema que se acentúa con la aspiración a la segunda residencia de muchas familias urbanas y con la desaparición de las áreas de admisibilidad residencial en parcelaciones individualizadas de 5.000 metros cuadrados (que hoy día han subido a más de 20.000 metros cuadrados por vivienda y "siempre que no constituyan núcleo poblacional").

Lo curioso es que, a pesar de las prohibiciones, algunas promotoras se atreven a vender en parcelaciones de incluso 1.000 o menos metros cuadrados, aunque utilizan la trampa del pro indiviso, o sea que varios propietarios adquieren una finca de 2 o 3 hectáreas que luego dividen en pequeñas propiedades donde construyen, pese a la prohibición taxativa.

Pero lo peor es el futuro: esos núcleos poblacionales carecen de infraestructuras suficientes: ni agua de red, ni alcantarillado, ni por supuesto servicio de transporte público, centros escolares, servicios sanitarios, dotaciones sociales, etcétera, e incluso en muchas ocasiones ni siquiera accesos viales acondicionados. Y, claro, cuando pasa el tiempo, se contaminan sus pozos de sondeo, se deterioran los accesos... cuando van teniendo necesidad de equipamientos educativos para los hijos, transporte colectivo para los jóvenes, asistencia pública de limpieza viaria, etcétera, se dan cuenta de que esas segundas viviendas , que al final acaban siendo primeras y únicas para muchos, son un gueto marginal, infradotado e insufrible.

Hay, no sólo porque la ley lo ordena, sino por el propio bien común y el de los afectados, que actuar desde el primer momento. Impedir la segregación y promoción, informar claramente de ello in situ , con cartelería incluso, como está haciendo ya el Ayuntamiento de Mérida, al tiempo --por supuesto-- que se dan opciones de viviendas rústicas, dentro de la ordenación de cada territorio municipal, para los que tienen esa vocación, a la que también deben ofrecérsele salida.

*Historiador y portavoz del PSOEen el Ayuntamiento de Badajoz