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Editorial.

El PP vuelve a echar mano del 11-M

La imposibilidad procesal de dar con el autor intelectual o inductor de los atentados del 11-M ha puesto manos a la obra al Partido Popular para insistir en que debe seguirse investigando. La verdad jurídica contenida en la sentencia leída el miércoles por el magistrado Javier Gómez Bermúdez es insuficiente para el primer partido de la oposición, que vuelve con las insinuaciones más añejas en su historia de despropósitos y falsedades desde las horas siguientes a la matanza. Pero algunas voces dentro del PP empiezan a alzarse ante esa miope estrategia. Una de ellas, las del diputado López Medel, se expresa hoy en EL PERIODICO. Pero no es la única: está también la de la diputada popular catalana Montserrat Nebreda, por ejemplo.

La triste realidad es que el comportamiento del PP entre el 11 y el 13 de marzo del 2004, destinado a sacar réditos electorales de un suceso dramático, ha hecho escuela e intoxica el comportamiento de la derecha. En vez de pasar página, dar por cerrada la tragedia y respetar a los muertos, los populares creen que ahondar en la herida puede tener su reflejo en las urnas. Es un recurso irresponsable, contradictorio con la serenidad que debiera presidir el debate para dejar la lucha contra el terrorismo fuera de la brega política diaria.

Ayer, el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, invitó a Mariano Rajoy: "Que repita conmingo: ETA no ha sido. Y que repita con los jueces y las fuerzas de seguridad: ETA no ha sido, para luego a continuación ponernos a trabajar juntos para que no nos vuelva a pasar". El portavoz del PP en el Congreso, Eduardo Zaplana, replicó: "El presidente del Gobierno debería decir claramente que Irak no ha sido", tras insistir en que "la sentencia nos dice que no está todo tan claro".

Por más vueltas que den a la sentencia los estrategas del Partido Popular y el entramado periodístico que difunde sus ideas, lo cierto es que abunda en argumentos que niegan vinculación alguna entre ETA y los yihadistas que pusieron las bombas, o entre estos y otras tramas terroristas. En un país como el nuestro, tristemente familiarizado con los actos terroristas y con los juicios contra militantes de ETA, del GRAPO y del GAL, desvelar la personalidad de los inductores nunca se ha considerado un elemento esencial para acreditar la acción de la justicia. El propio juez Baltasar Garzón calificaba ayer de "falso y absurdo" el debate suscitado por la ausencia de autores materiales del 11-M.

Cometerían un inmenso error que desprestigiaría a la política los partidos que, llevados por la tensión del momento, quisieran contrarrestar la verborrea del PP con frivolidad o ligereza. Algunos portavoces socialistas han caído en la trampa y han hecho caricatura del lenguaje forense de la sentencia para atacar a la derecha. Se trata de un camino indeseable si se quiere rescatar la práctica política de la indignidad, de la estrategia en la cual todo vale --más si hay unas elecciones a la vista--, como parece que piensan los líderes populares.

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