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Editorial.

La soledad de los populares tras la sentencia del 11-M

WLw a posición cerril de la mayoría de los dirigentesdel Partido Popular después de dictada la sentenciapor los atentados del 11 de marzo del 2004 en Madrid lleva a la amarga y deprimente conclusión que se expresa en una frase repetida en la calle: "Este país no tiene remedio".

En efecto, si los dos grandes partidos del paísllamados a alternarse en el Gobierno en las próximas legislaturas (PSOE y PP) no consiguen siquiera ponerse de acuerdo en qué ocurrió aquel fatídico día, una vez que los tribunales han emitido el fallo sobre la base de un relato perfectamente verosímil de los hechos probados, es que detrás de este asunto existe, pura y llanamente, una descarnada batalla por el poder ajena a los intereses ciudadanos que complica sobremanera el lógico juego democrático entre el Gobierno y la oposición y crispa el debate político hasta más allá de los razonable.

Los populares volvieron a quedarse ayer solo en el Congreso de los Diputados durante la comparecencia en comisión del ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba. El papelón de diputado tozudo, portavoz del sostenella y no enmendalla recayó en esta ocasión en Jorge Fernández-Díaz, quien, a falta de mayores argumentos, ciñó su intervención en la nada novedosa tesis de que el PSOE mintió en los días que siguieron al atentado, con el argumento de que la sentencia nada dice de Irak ni de Al Qaeda.

Es decir, quienes tienen la obligación moral de rectificar después de dar soporte a una aberrante teoría conspirativa, se permiten aún el lujo de denunciar mentiras ajenas con argumentos pueriles. Intentan así pasar el difícil trance después de haber malgastado más de tres años de legislatura con un asunto que la sociedad española tenía mayoritariamente zanjado.

La previsible reacción de la cúpula de los populares --otra cosa son las bases y dirigentes no alineados con las tesis del exministro Angel Acebes, en el momento de los atentados responsable de la cartera de Interior-- ante la sentencia quedará sometida a escrutinio democrático el próximo mes de marzo, fecha inicialmente prevista para celebrar los próximos comicios.

No será, sin duda, el principal factor que decidirá el voto en las próximas legislativas. Pero en caso de que el PP fracase, sí será el asunto que puede hacer inviable que la actual cúpula del partido se mantenga al frente del proyecto del centroderecha español.

Al no pasar página sobre el 11-M y seguir manteniendo la tensión en este asunto, el presidente del PP Mariano Rajoy se arriesga a convertir en estéril toda su labor de oposición durante estos años y, lo que es peor, a poner en riesgo la unidad de su partido.

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