La larga discusión sobre la ubicación del nuevo Palacio de Justicia de Badajoz parece que ha tocado a su fin. Después de años en que la Administración del Estado y los sectores judiciales y relacionados con la Administración de Justicia han discutido sobre dónde se construirá la nueva sede judicial en la capital pacense, ayer se anunció que irá en la Ronda Norte, en una de las dos parcelas ofertadas por el ayuntamiento en el barrio de San Roque. No es la solución ideal --hubiera sido la ampliación del edificio actual, agregándosele el del antiguo Inem--, pero la decidida tiene circunstancias a su favor: dará vida a una de las zonas de expansión de Badajoz. Y, lo más importante, permitirá concentrar los órganos judiciales, desde hace años desperdigados por la falta de espacio, con las mejoras que ello supone para el funcionamiento de los mismos.

La Asociación de Vecinos de Santa Marina ha visto esta decisión como una especie de expolio, como si fuera un elemento más que contribuye al despoblamiento del centro en beneficio de la periferia. Es una visión comprensible, pero alicorta: con el nuevo palacio de Justicia gana Badajoz, que es lo que importa. Que se resuelva el problema que ha retrasado decidir sobre el proyecto ya es una buena, y muy esperada, noticia.