Desde hace semanas he podido leer los miles de coches que se van a dejar de vender y que forman parte del excedente de las fábricas. Lo que me pone los pelos como escarpias es pensar en la cantidad de coches que se venden habitualmente; sinceramente, me tomo como una buena noticia el descenso de ventas.

Motivos medioambientales aparte, es una verdadera sangría los costes de mantenimiento que tienen un coche en su vida útil, incluso aunque apenas se use.

Mientras tanto, ciudades como Barcelona y su zona metropolitana disfrutan de empresas que realizan alquileres de bajo coste en un modelo de pago por uso , que hace bueno aquello de utilizar el coche cuando realmente se necesita y pagar una cuota por ello. El ahorro en todos los sentidos es sencillamente espectacular.

Añado a ésta otra modalidad de negocio que consiste en aprovechar las plazas de garage de particulares que quedan libres durante el día y que son aprovechadas por ciudadanos que aparcan su coche porque trabajan en esa zona; ahorrándose las molestias y costes del estacionamiento regulado.

El drama no es que no se vendan coches... la pena es que los medios de comunicación sean mudos ante tendencias de consumo que solamente provocarían ahorro, ausencia de contaminación y un comportamiento mucho más racional de los consumidores.

Ignacio Caballero Botica **

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