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España y la presidencia europea

España va a acceder a la presidencia de Europa en situaciones excepcionales, buenas y malas; las complicadas están a la vista. No hay visos de una recuperación económica importante en el horizonte de los próximos 12 meses y las noticias sobre la reestructuración de la economía se circunscriben a la polémica, todavía no iniciada con rigor, sobre la energía nuclear, de la que el presidente Zapatero tiene un criterio preestablecido. Todavía están sin cerrar asuntos importantes que distraen muchas energías, como la financiación autonómica, la sentencia del Constitucional sobre el Estatuto de Cataluña y las dificultades para llegar a un acuerdo social: signos de debilidad ante la posibilidad de un liderazgo europeo.

Las situaciones excepcionalmente buenas son las condiciones internacionales para una presidencia potente: España accede a presidir Europa después de presidencias de bajo nivel, con poca iniciativa. Ocurrirá, además, cuando la Administración de Obama haya echado raíces en un mundo que ya nunca será igual que en la época de George W. Bush , con una posición flexible de Estados Unidos para compartir liderazgo en un mundo que ya será cada vez menos unipolar. Hay retos importantes para Europa que España puede comandar: la eclosión de las economías emergentes de Brasil, la India y Rusia nos obliga a competir. Europa necesita urgentemente ratificar el acuerdo de Lisboa, solucionar la plena integración de Irlanda y poner en marcha las nuevas instituciones. Cuestiones que pueden resolverse antes de la presidencia española, pero que habrá que implementar.

Europa ya no tiene tanto tiempo para constituir mecanismos de toma de decisión rápida que constituyan en ventaja real su potencial demográfico, económico y de defensa. Pero los retos de los tiempos cambiantes después de esta crisis constituyen una gran oportunidad. El secretario de Estado para la UE, Diego López Garrido , tiene una gran carpeta llena de importantes actuaciones. Hace falta que Gobierno, oposición y fuerzas sociales tomen conciencia de una oportunidad única para el protagonismo internacional de España.

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