Ibarra sin complejos

Ibarra ha ido a Espejo público y, en una forma espléndida, ha dicho lo que tantos piensan. Sin cortarse un pelo y pese a afirmar que no quiere ser el Pepito Grillo del PSOE, lo ha sido. Ha puesto en su sitio a Rubalcaba al que quiere pero del que la gente no se fía. A Carme Chacón , tal vez por zapaterista, tampoco se la cree mucho. Le aconseja que si desea realmente que España no rompa con Cataluña se postule para liderar el PSC, no el PSOE. En estos momentos de feroz campaña contra Rajoy amortigua sus inevitables referencias a Bárcenas casi con un cumplido, reconociéndole al presidente que de momento haya evitado el rescate a España. Concluye muy pesimista: "Lo del PSC y el PSOE va a acabar muy mal", porque el PSC es mucho más catalán que obrero. En fin se muestra sincero, claro, rotundo y patriota.

Hay gente que no quiere a Ibarra. No es mi caso. Sigue siendo uno de los pocos políticos españoles que nos quedan, aunque retirado, con carisma de verdad. Y pese a sus sombras, que las tendrá, ahí ha estado siempre para soltarles las cuatro frescas necesarias a los nacionalistas. En esas manifestaciones siempre me he sentido gratificada e identificada. Y me gusta que sea socialista y declare sin complejos la unidad de España. Porque indigna que se identifique progresismo con nacionalismo.

Fíjense, si no, en la extrañeza que ha provocado que el fiscal superior de Cataluña, tan conservador él, se haya manifestado a favor del dichoso derecho a decidir. Se da por hecho que un conservador ¡no! Pero ¿por qué no? El nacionalismo, por su propia naturaleza, y concretamente el catalán, con su Duran anti PER y su Mas anti español, es excluyente, elitista, egoísta e insolidario. El nacionalista ataca al pobre y le culpa de sus cuitas. Y sabe muy bien que repetir una y otra vez una enorme bola puede hacer que parezca verdad. Hoy por hoy sus trolas favoritas son: "España nos roba" y "Los no nacionalistas son unos fascistas". Por eso es refrescante escuchar a Ibarra. Y son deseables más socialistas de verdad que les paren los pies.