Por qué perdió Madrid

TEts cierto que el mundo del olimpismo es complejo y está atravesado por intereses políticos, económicos, geográficos y de tipo personal que hace que las decisiones del COI sean difíciles de analizar. Sin embargo, en el revolcón dado el sábado en Buenos Aires a la candidatura madrileña para organizar los Juegos del 2020 hay implícitos unos cuantos mensajes que los responsables del proyecto harían bien en analizar fríamente en lugar de quedarse con esa cara de perplejidad, mientras se dicen: ¿qué hemos hecho para merecer esto? Ahí van siete respuestas a esta pregunta.

1. La imagen de España en el exterior pasa por uno de los peores momentos en la historia reciente. Un país endeudado, con el 27% de paro, que estuvo al borde del rescate y que se ha especializado a ojos del mundo entero en una calamitosa política de infraestructuras mal diseñadas. Madrid es, en definitiva, la capital del país de los aeropuertos sin aviones y los cientos de miles de viviendas vacías en urbanizaciones fantasmas.

2. España es también un país roído por la corrupción, que afecta a casi todas las instituciones. El rosario de escándalos dan la imagen de un reino de pícaros, dados al pelotazo y alérgicos a la transparencia.

3. Madrid ha carecido de la red de complicidades que supo tejer el desaparecido Juan Antonio Samaranch para Barcelona 92.

4. La candidatura, al desplegar su tercer intento consecutivo, despreció una de las reglas no escritas del COI, la rotación entre continentes. Era más fácil que los Juegos fueran a Europa en el 2024, después de América (2016) y Asia (2020).

5. La permisividad con el dopaje, una plaga del deporte para el que las sociedades avanzadas exigen tolerancia cero. No puede ser que médicos españoles aparezcan en todas las tramas y que una atleta expedientada ocupe un escaño en el Senado.

6. La delegación madrileña ha dado en Buenos Aires cierta imagen de prepotencia. Filtrar a la prensa que prácticamente se tienen atados 50 de los 96 votos fue un error descomunal.

7. La España de los recortes, incapaz de mimar a sus científicos ha doblado la rodilla ante Tokio, un rival que llevaba la eficiencia y la tecnología por bandera.