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Extremadura desde el foro

Alberto Hernández Lopo

Euracas

Me chocó leer este verano al escritor colombiano Fernando Vallejo llamar a los españoles que están poblando (o "repoblando" según se mire) Latinoamérica ""euracas". Cierto es que, en su caso, además lo hacía con inusitada virulencia, trufado de un ciego rencor hacia una España a la que se sintió vinculado, y de la que hoy, en cambio, reniega traicionado. No hay duda que para él ese término tenía mucho de despectivo, y de ansia de devolver la pelota de esas dos décadas largas de forzosa emigración latinoamericana hacia la "Madre Patria". Porque esa inmigración aquí nos llevó a acuñar el término "sudaca". Que no es que tuviera algún matiz de desprecio, sino que era directamente una manera poco disimulada de menosprecio al inmigrante latino.

Ya podía asegurar Valdano que él no veía ofensivo que le espetasen un sudaca en España, pero es que no es lo mismo cruzar el charco para lucir habilidades deportivas en estadios repletos que para desfilar en las puertas del Inem en colas igual de llenas, con el (loable) ánimo de ganarse el pan. Por mucho que lo queramos edulcorar, ser tachado de sudaca tenía más de insulto que de simple apelativo.

Así que, en reciprocidad, se acuña ahora allá el término "euraca". No pueden negar que hay mucho de justicia poética en este calificativo. Qué sano e inesperado cambio de rumbo.

A mí me lo de euracas me suena lógico, descriptivo. Porque también sería forzar mucho el pensar que los españoles que ahora salen hacia América latina lo hacen en las mismas circunstancias y con las mismas motivaciones que los que antes hacían el camino inverso. Sí estoy de acuerdo en que el trabajo es el nexo de unión, pero dista mucho el modo en que se hace el recorrido hacia allá que antes se efectuaba hacia acá. A alguien le oí hace poco que él había sido al salir hacia Venezuela --y hablaba de hace más de 20 años-- un "emigrante de avión", y sabemos que hay tipos muy distintas (y muchos más desagradables) de emigrar. No se refería, claro, exclusivamente a usar o no en avión para el trayecto, sino más bien a hacerlo en bussiness o en turista. Ya me entienden...

XES INNEGABLEx que es la necesidad lo que suele encontrar en la base de la decisión del que se desplaza miles y miles de kilómetros para trabajar. Pero sería cínico no tener en cuenta que muchos de los españoles que hacen ahora las maletas lo hacen con oportunidades muy distintas de aquellos que denominábamos "sudacas". Recuerdo a una abogada panameña (para más inri, de padres españoles) que aún se mostraba asombrada ante la actitud de ciertos españoles que aún mostraban --sin pudor-- cierto complejo de herederos de Pizarro , Cortés o Medellín . Vamos, que pretendían dar a entender que la nueva migración es más una forma de conquista que propiamente una salida laboral, personal o profesional. Eso es pensar que son "sudacas" incluso cuando te acogen en su país...

A un extremeño, tener cómo destino Latinoamérica le debe venir (casi) en su código genético. A conquistadores, no nos gana nadie. Cómo nadie nos va a tener que explicar que es mucho mejor un camino seguido con humildad, que otro marcado por un afán colonizador que tiene, al menos, unos cuantos siglos de retraso. Por eso, me alegra ver a un buen puñado de extremeños repartidos por toda esa ancha América de habla hispana, desde las experiencias docentes en Chile, a aventuras empresariales en Brasil o Argentina, pasando por los muchos profesionales que han cogido el camino a Lima, la capital peruana.

En realidad hay tantos vínculos culturales, sociales y, claro, idiomáticos, que mueve a asombro el que durante años hayamos negado que la salida natural sea Latinoamérica. El ombligo de estar en Europa, la fascinación que ejerce Estados Unidos, parecían dar a los países latinos una pátina de segunda categoría. Pese a que, de hecho, la facilidad de acceso es una ventaja competitiva de las empresas españolas, que, como siempre, van muy adelantadas en esto al sector público. Que no niego que reaccionen y lo haga correctamente (la potenciación en acuerdos con la Alianza del Pacífico que pretenden en Mérida es todo un acierto), pero que deben acompañar ya a las múltiples empresas extremeñas que ya son o pretender convertirse en euracas. Porque sí, ahora somos euracas. Pues perfecto. De ahí, ya verán, saldrá algo positivo.

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