Con permiso de Borges , Salinger y Carver , el libro que más ha influido en mi vida lo escribió un periodista canadiense, ajeno al mundo literario, llamado Carl Honoré . Recuerdo que, aunque el título del libro es "Elogio de la lentitud", yo lo leí a toda velocidad, en los escasos momentos libres que en aquellos años me quedaban después de las interminables jornadas de trabajo y las actividades innecesarias a las que yo misma o las circunstancias me obligaban.

Me sentí identificada con las situaciones que se plantean en el libro desde la página uno y me convencieron de inmediato los argumentos de Honoré sobre la importancia de tomarse la vida con calma, dedicándole a cada actividad el tiempo necesario. Y, claro, le hice caso.

Me he acordado del libro porque se ha reeditado y porque el Movimiento Slow (lento) está de plena actualidad en todo el mundo. Una filosofía que va en contra de la velocidad vital, esa enfermedad del tiempo que se ha contagiado a todas las áreas de nuestra vida, no solo al terreno laboral, sino también a nuestra forma de alimentarnos, a las relaciones sociales, sentimentales y familiares, a la educación, al ocio... hasta tal punto que cuanto más rápido hacemos todo y más llena de actividades tenemos nuestra agenda, más eficaces e importantes nos sentimos. El Movimiento Slow propone una vida en la que haya espacio para la pausa y la reflexión, para el silencio y la contemplación. ¿Cuánto tiempo has tardado en leer este texto? Si ha sido menos de un minuto y medio es que estás acelerado.

Ra-len-ti-za tu vi-da, (¡rápido!), la dis-fru-ta-rás más.