Señor director: suscribo pero con matices el editorial de ayer sobre el catalán. Es cierto que la masonería se infiltró en los seminarios catalanes dando la conciencia nacionalista a los futuros clérigos. Todos los documentos del CET están inculturados en una cultura nacionalista y se descuida de la pluralidad de la sociedad catalana. Un sector de la Iglesia en Catalunya está metida en la ANC apoyando la autodeterminación. Con la inmersión lingüística los niños de familias castellanos parlantes crecen con las dos lenguas: El catalán lo utilizan para hablar con los profesores y el castellano en el ámbito de amigos y familiares. Como ejemplo: Un día me dirigí en catalán a los Mossos d'Esquadra y entre ellos hablaban castellano en una de las formas dialectal andaluza y para ser Mosso necesitan el nivel C de catalán. Es cierto que ERC apoyando al PSC apostó por la rotulación en catalán y multar a la gente que no lo hacía.

A pesar de la inmersión lingüística, metiendo el catalán a presión mientras que haya gente que el catalán lo utilice en determinados ambientes y se sientan a gusto con el castellano, el castellano no desaparecerá. En Barcelona, por la calle se oye más castellano que catalán y en su inmensa mayoría hablan o entienden las dos lenguas. Albert Rivera (Ciudadanos) y Alicia Camacho (Partido Popular) son un ejemplo de ello: Muy pocas veces han empleado el catalán en el parlamento catalán y en la mayor parte de sus intervenciones en el parlamento expresan sus convicciones y posturas en la lengua de Cervantes sin ser multados por ello.