Síguenos en redes sociales:

Debate sin debate

El "debate" sobre la orientación política general de la Junta de Extremadura, celebrado la semana pasada, fue ejemplo de destacadas e indeseables características de la política contemporánea. Una de ellas es el debate sobre el debate, es decir, la enunciación permanente de aquello de lo que es urgente debatir pero sin debatir absolutamente nada. La apariencia fue la de una suma de monólogos. El presidente de la Junta preparó un buen discurso pero fue ejecutado sin convicción, sin fuerza, sin motivación. Sus palabras iban al corazón de algunas de las contradicciones esenciales de la identidad extremeña, imprescindibles en todo análisis que proponga un futuro mejor, y su propuesta de economía verde, a pesar de las burlas que obtuvo por parte de otros grupos, es una idea muy valiosa. Pero las contradicciones necesitan ser resueltas, no solo planteadas.

Y aquí entra una segunda característica del debate que tiene mucho que ver con la actual debilidad política generalizada: la disolución del liderazgo en la exigencia de participación de todos los agentes. Es este un tema de calado, que no puede ser agotado en estas líneas, pero es importante señalarlo. Es verdad que la política es un espacio de corresponsabilidad, y el discurso de Fernández Vara fue bueno en el apunte de ideas como esa. Sin embargo, la corresponsabilidad no anula la máxima autoridad de quien tiene el poder en cada momento.

La insistencia del presidente en ir a Madrid con los demás líderes para defender su modelo de financiación autonómica, al no ir acompañada de una propuesta clara y concreta, sonaba más a pérdida de autoridad que a solicitud de corresponsabilidad. Ocurre lo mismo con la economía verde o con las contradicciones de la identidad extremeña: son discursivamente acertadas pero no adquieren solidez suficiente si no van junto a rectificaciones concretas y dentro de un proyecto global coherente. Se lo dijo Jaén : "No tiene usted un modelo".

La intervención de Valentín García fue mucho más elocuente sobre el problema principal del PSOE regional, que fue apuntado por Monago : parece que el partido aún no ha recibido suficiente cura de humildad por parte de la sociedad extremeña. Las constantes alusiones a la juventud e inexperiencia de los representantes de Podemos es quizá la demostración más obvia de esa falta de humildad. Coletillas como "cuando ustedes no habían nacido" sobran absolutamente en un debate respetuoso entre formaciones políticas, y es lógico que molesten a los votantes de Podemos, igual que nos molestan a muchos votantes socialistas.

La condición del PSOE de partido sistémico en Extremadura, con esa patrimonialización del poder que fue una de las causas de la gran derrota de 2011, se sigue deslizando inconscientemente entre las palabras de sus portavoces. Le pasó a Fernández Vara cuando utilizó la palabra "permitir" para referirse a la pluralidad informativa en Canal Extremadura y cuando dijo que "a pesar de no ser del PSOE" el hermano de Remigio Cordero fue nombrado cargo de confianza en el SES. También le pasó a Valentín García cuando denominó "probar las mieles del poder" a la oportunidad que tuvo el PP de gobernar Extremadura.

Es esa falta de humildad la que le podría impedir al PSOE regional asumir la única propuesta unánime, bajo diversas formulaciones, de toda la oposición: la necesaria reestructuración de su gobierno, en cuanto a personas y en cuanto a proyecto. Quizá no paren al presidente por la calle para pedírselo, pero es un clamor social.

Un Monago ambiguo y afectado por demasiadas y molestas florituras discursivas, un Jaén incisivo y enérgico pero excesivamente prolijo, y una Domínguez determinada por esa imagen de bisagra que tiene su partido a nivel nacional, completaron un debate sin debate que ofreció hechos tan lamentables como que el mayor enfrentamiento entre bancadas fuera a cuenta de la religión en las aulas, como si las imágenes provinieran de los años treinta del siglo pasado.

Si a todo esto añadimos a los nuevos grupos con el reconocimiento de su ignorancia (Domínguez: "no sé cómo funciona este debate") o sus innecesarias justificaciones (Jaén: "somos nuevos pero no ingenuos"), obtenemos un retrato difuminado y oscuro del futuro de Extremadura. Un futuro que debería pasar por un fuerte liderazgo regional (interesante la idea del presidente de superación provincial, que haría bien en aplicar primero en su propio partido), por un debate amplio y sereno sobre temas importantísimos, por una mayor humildad de los dos grandes partidos y por más autoexigencia de los nuevos si quieren aparecer como agentes eficaces del cambio.

Pulsa para ver más contenido para ti