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TDtos días le quedan a agosto para desembocar en la rutina. Se va este mes hecho para la holganza de muchos y para el trabajo de los que en chiringuitos, restaurantes, puestos de vigilancia marítima, gimnasios, clubs náuticos, agencias de viaje y demás empresas cultivadoras del ocio, laboran como ángeles guardianes del reposo ajeno. Una es consciente, con agridulce seguridad, del fluir del tiempo, de lo poco que parecen durar las cosas buenas, aunque es mucho más consolador pensar que no es así y apuntarse al pensamiento tranquilizador de lo largamente que perduran en la memoria y de la eternidad absoluta del carpe diem, que al final, es lo único que va quedando.

Enganchada al lado positivo de las cosas, siempre es preferible la creencia de que se han recargado las pilas para todo el año, en lugar de la constancia inapelable de que la despreocupación y el tiempo a nuestro servicio se acaba sin más y que toda esa energía acumulada por el sol, el aire, el yodo, la brisa, la fraternidad, la risa y el saber que, aunque nos desvelemos, mañana podremos dormir porque no hay nada urgente que aguarde, tiene fecha de caducidad. Exactamente dos días.

Dentro de nada será la vuelta al hogar, el reencuentro con la realidad, el emprender la tarea y ver de nuevo a los amigos. Las conversaciones tranquilas, los cafés, los paseos vespertinos, las mañanas de instituto y las tardes corrigiendo. Y después de otro verano más, seguirán ahí perennes las mismas cosas trascendentes y nimias por constatar. Que Extremadura se quema cada agosto, que hay tragedias mayores y repetidas cual una maldición, como el terremoto italiano, o en un orden menos terrible pero también algo indignante, que el fútbol y no la gimnasia rítmica femenina, el piragüismo, el taekwondo o el bádminton, será el deporte con el que nos machacarán todo el invierno.

La novedad es que los que no saben dialogar, incapaces de hacerlo para evitar unas terceras elecciones, parece que sí lo van a hacer para impedir que estas caigan en Navidad. Pero no por el bien común, sino por la cuenta electoral que les trae.

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