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Cartas al director

Los abusos

El uso de las nuevas tecnologías

Pedro Serrano

Valladolid

Yo, que he labrado la tierra con arado romano y segado a hoz y guadaña; yo, que he vivido mi niñez y adolescencia de forma rudimentaria y austera, tengo en alta estima el progreso que paulatinamente he ido experimentado en mi trayectoria vital. Nunca he dejado de sorprenderme y maravillarme ante los avances tecnológicos, científicos y el progreso en general del que he sido testigo.

Ahora bien, dicho lo anterior, no puedo evitar sentir una gran decepción por el mal uso que, en ocasiones, hacemos de esas posibilidades tecnológicas. Prescindiendo del puro y duro negocio que parece gobernar por entero nuestras vidas, me cuesta entender, por ejemplo, que, ante la falta de precipitaciones, se intenten mantener abiertas varias pistas de esquí europeas a base de producción de nieve artificial o mediante el transporte de nieve, con camiones y helicópteros, de las cotas más altas a las más bajas de las estaciones.

Aun siendo legítimo que los dueños de las estaciones intenten obtener el máximo rendimiento de sus negocios, me entristece pensar que, para satisfacer los caprichos de determinados clientes con posibles pecuniarios, se recurra a métodos tan artificiales y excesivos como contaminantes. Pero, lamentablemente, este es solo un ejemplo más de tantas y tantas acciones ociosas y perjudiciales que, facilitadas por las posibilidades tecnológicas, estamos llevamos a cabo para satisfacer nuestros innumerables y veleidosos deseos.

LA ESPATIFILO

La oyente de los telediarios

María Francisca Ruano

Cáceres

Hay una esbelta y florida planta sobre la mesa frente a una televisión. Su sitio es claro, pero en la sombra, sin luz directa y sin desecarse. Ahí y así lleva todo el otoño e invierno ‘viendo’ telediarios.

El de hoy está informando de las bombas, las muertes de México, carnicerías en Brasil, tiros en Florida, datos de la CIA sobre la candidata americana Clinton, el fallecimiento de Soares, la contabilidad de los náufragos en el Mediterráneo, la comparecencia sobre el Yak 42, la violencia de género en Hortaleza, el kamikaze que se estrella contra la Guardia Civil en Guadix, intento de secuestro en la cabalgata de Madrid o las heladas en el interior; las rebajas, un ratito, al final.

Un informativo de lo más normal y corriente, de andar por casa. Ella, la espatifilo, está en su búcaro de cobre también cuando el rigor de la noche se instale tras los cristales, sin niebla, pero si se le añadiesen a estos crímenes de guerra y paz de todos los países citados, la heladora neblina densa y baja, no quebraría los pétalos blancos en forma de cucurucho que envuelven una espiga color crema. ¡Qué compostura! ¡Qué compasión! ¡Qué compenetración!

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