Ombliguismo

El ombliguismo es un mal que aqueja a personas de todo tipo y condición. Porque es un reflejo de la observación perpleja de lo que en algunos es falla, o socavón, y, en otros, protuberancia. Y hay mucha gente --demasiada-- que incurre en el error de pensar que su cicatriz umbilical puede ser más importante que lo que le esté ocurriendo a cualquier otra persona en el mundo.

Pero no descubro nada trayendo a esta página este particular, porque es una realidad que no se mantiene oculta en nuestro tiempo. Y, aunque el apunte pueda parecer exagerado, no lo es tanto si reparamos en la sobreabundancia de egoísmo y egocentrismo en que nada nuestra sociedad.

Y llama este asunto, especialmente, la atención porque hubo épocas en que la gente no tenía demasiado tiempo para preocuparse de sí misma, bien porque tenía otras prioridades en la que volcar sus esfuerzos, bien porque no disponía de la holgura, comodidad y aburrimiento en que ha de acunarse alguien que vive en un estado de permanente fascinación con las imágenes que le devuelven los espejos.

Cualquiera que haya convivido en sociedad, sabe que los personajes pagados de sí mismos se hacen presentes en cualquier ámbito de la vida, que hay verdaderos especialistas en el arte de sacarse lustre a partir de sus propios testimonios, y que, por vulgares que sean sus estrategias de autobombo, en no pocas ocasiones, consiguen transferir la buena opinión, que sobre sí mismos mantienen, a un público que, probablemente, no tendrá la posibilidad de profundizar en la verdad o falsedad de esos autorretratos propagandísticos.

Pero padecen un grave problema los ‘ombliguistas’, y es que están tan obsesionados con el cultivo y adorno del propio ‘yo’ que olvidan que el ser humano, en tanto que es un ser social, necesita siempre de los otros para crecer, desarrollarse y hasta para mantenerse cuerdo. Por lo que, al final, antes o después, se les termina contemplando en una esquina, solos y afligidos, preguntándose por qué no hay nada, ni nadie, orbitando en torno a ellos, si son el centro mismo del universo.