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La trastienda // el artículo del director

Antonio Cid de Rivera

Un PSOE varista

La mayoría absoluta de los socialistas en Extremadura les deja en una situación ideal esta legislatura para afrontar su cambio de líder

La victoria del PSOE el pasado 26-M en Extremadura por mayoría absoluta ha sido, cuanto menos, sorpresiva. Ahora dirán algunos que la intuían, pero lo cierto y verdad es que casi nadie (al menos dentro del PSOE) esperaba una mayoría tan holgada de 34 escaños, si cabe mejor que la de 2007 cuando se alcanzaron los 38 diputados y se borró del mapa a Izquierda Unida. Hay que tener en cuenta que esta vez no reina el bipartidismo; hay hasta cinco partidos políticos con posibilidades de entrar en la Asamblea, lo que complica sobremanera una mayoría de estas características. De ahí que sea mucho más meritorio el resultado, sobre todo si se tiene en cuenta que se ha ganado con el 46,7% de los votos, --la mayor victoria del PSOE de toda España--, 5 puntos más que los anteriores comicios autonómicos y hasta 9 puntos más que las elecciones generales de hace apenas un mes. A la segunda fuerza política en la región, que es el PP, le ha sacado 20 puntos y 120.000 votos de diferencia.

Las razones del éxito son varias y ha sido preciso que coincidan todas ellas: Una ola alcista del PSOE y un hundimiento de Podemos unido a una derecha en recesión y dividida. Una implantación territorial del PSOE tremendamente activa, muy por encima de la del PP y sin parangón con el resto de fuerzas políticas, que ha logrado victorias en 243 ayuntamientos, 216 de ellos con mayoría absoluta. Y un candidato capaz de concitar apoyos no solo a la izquierda, sino también del centro, justo donde se mueve la generalidad de los electores sin militancia y donde se ganan elecciones.

Es curiosa la trayectoria de Guillermo Fernández Vara, un político que heredó un PSOE ‘ibarrista’ en lo más alto en el 2007, pero que tuvo liderar la oposición cuando perdió las elecciones en el 2011 y que ahora, 8 años después, devuelve el partido a su posición original pero con posibilidades de gobernar en Cáceres y Badajoz. El PSOE extremeño ya se puede decir que es ‘varista’ porque esa máxima que existe entre sus filas de que «quien gana, manda y quien más gana, más manda», se cumple a rajatabla con él. Las operaciones de derribo surgidas tiempo atrás cuando se abrieron los procesos de primarias nacionales y autonómicas se han silenciado. Estarán latentes, no digo que no, los odios se mantienen siempre, pero es imposible que resurjan con fuerza.

VARA NO VA A NECESITAR apoyos para su nuevo gobierno y podrá ser investido en un corto espacio de tiempo. Su legislatura, ha dicho, será presidida por el diálogo a pesar de no ser necesario. Ello deja a la oposición en un papel difícil y complicado hasta que encuentre su sitio. No obstante, en apenas un año, o a lo sumo dos, empezará la carrera por la sucesión, esta es la última legislatura de Vara, lo que abrirá toda clase de especulaciones y adhesiones que, salvo una dirección adecuada, hará convulsionar nuevamente al partido. ¿Agotará la legislatura este presidiente? Es la pregunta que todo el mundo se hace ahora en la trastienda de la política extremeña y que el PP introduce a conciencia en todas las conversaciones. Pues dependerá de muchos factores, entre otros de que surja rápido un delfín (o delfina) con el respaldo adecuado.

En cuanto a la oposición, empieza una travesía del desierto donde nada está claro, sobre todo para el PP. Entre las filas populares algunos piden cuentas a la dirección. Eso sí, en privado. De momento no se anuncian relevos ni se asumen responsabilidades. Monago no ha seguido los pasos de Floriano, que dimitió la noche electoral del 2007 y dejó al partido sin cabeza más de un año. Prefiere esperar hasta un congreso de renovación cuando toque porque hoy por hoy no hay un claro heredero (o heredera) y primero hay que lamerse las heridas. Si el PP lograra gobernar en los ayuntamientos de Cáceres y Badajoz a pesar de haber perdido las elecciones, podría salvar los muebles en parte, pero esta posibilidad parece poco probable y se aleja cada vez más.

En Podemos y Ciudadanos es diferente. No se aprecia que vaya a haber cambios. Se trata de nuevos liderazgos, los de Irene de Miguel y Cayetano Polo, y sus éxitos o fracasos no le son atribuidos directamente, sino a sus respectivas formaciones nacionales. La verdad es que su papel de legislatura es complicado. Con un escenario de mayoría absoluta en el gobierno por parte del PSOE y de mayoría abrumadora en la oposición por parte del PP, tienen difícil alzar la voz. Solo Ciudadanos podría aprovechar su papel de bisagra en los ayuntamientos de Cáceres o de Badajoz para convenir gobiernos, con el PSOE o el PP, y ostentar un papel protagonista. De lo contrario, el rodillo mayoritario del PSOE y del PP les pasará por encima camino de las siguientes elecciones.

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