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Una condena justa

Los terroristas se caracterizan por lo que hacen, que es asesinar. Da lo mismo si alguno tiene cualidades para la música y dedica los ratos libres a escribir boleros, por ejemplo: esos ratos libres que hay entre un asesinato y otro. Lo que singulariza a los terroristas es su actividad criminal, más allá de que puedan ser unos sentimentales y lloren en la ópera. Y no hay razón, por tanto, para que se les reconozca por algo que nada tiene que ver con su especialidad, que es matar. Sin embargo, ahí está el caso de Jon Bienzobas, que alternaba su afición a la pintura y la escultura con el disparo en la nuca y el coche-bomba, y que ahora, mientras cumple condena de 266 años de cárcel por delitos de terrorismo, expone sus obras en la casa de cultura de Galdácano.

La iniciativa es del Ayuntamiento --gobernado por EH Bildu--, que no solo ha cedido el espacio para la muestra sino que se encarga también de la promoción. Pero habrá que tener en cuenta también a la Delegación del Gobierno, que no se opuso a que la exposición se inaugurara, así como a la Audiencia Nacional, que desestima su prohibición porque el informe de la Ertzaintza no prueba que la obra de Bienzobas «vaya a constituir un acto de humillación y desprecio a las víctimas». Ciertamente, impedir la inauguración de la muestra habría supuesto «poner en cuestión el derecho a la expresión artística de una persona condenada y privada de libertad», como ha dicho Josu Erkoreka, portavoz del gobierno vasco. E intentar prohibirla ahora sería proporcionarle un plus de publicidad que no necesita, ya que publicidad tiene bastante, sea porque el juez de la Audiencia considera que «se trata exclusivamente de una exposición de cuadros y esculturas realizado por una persona condenada a prisión» (exclusivamente), sea porque el portavoz Erkoreka, a rebufo del juez, reconozca que «lo que se opone a la muestra artística de un preso de ETA en un lugar público y con cobertura de una institución pública no es un imperativo legal» (desde luego que no).

Menos mal que la obra de Bienzobas no se ha juzgado por su valor artístico. Así la condena es justa.

*Funcionario.

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