España se encuentra en estado de alarma. Autonomías como la Comunidad de Madrid y Cataluña piden al Gobierno el confinamiento. Las ciudades se vacían, las empresas anuncian expedientes de regulación de empleo y parones de la actividad. En muchas partes de España, se cierran bares y restaurantes y todos aquellos comercios que no sean servicios de primera necesidad. Europa, como dijo la Organización Mundial de la Salud (OMS), es hoy el epicentro de la pandemia global, y dentro del continente España es uno de los focos más importantes.

De ahí la declaración del estado de alarma, el más leve de los tres estados excepcionales, y que está previsto para grandes catástrofes, crisis sanitarias o paralizaciones graves de los servicios públicos como consecuencia de huelgas o conflictos laborales. En su alocución, Pedro Sánchez advirtió de que habrá un repunte de los contagios, e hizo un llamamiento a la solidaridad con los colectivos de riesgo. No dio detalles sobre las limitaciones concretas, que se hará oficial hoy en el Consejo Ministros. Esta vaguedad generó cierta confusión, sobre todo en lo que se refiere a la limitación de movimiento, y le valieron al Gobierno críticas de la oposición y de algunas comunidades autónomas, como la Comunidad de Madrid, que juzgan excesivamente lenta y reactiva su actitud ante la crisis. Aun así, las medidas que decidirá hoy el consejo de ministros se prevén drásticas, con restricciones contundentes a la movilidad. El cierre del espacio aéreo está encima de la mesa. Otros países europeos, como Polonia, República Checa, Eslovaquia y Dinamarca, han cerrado fronteras.

Las críticas aumentan sobre el Gobierno, si bien es cierto que la velocidad con la que se expande el virus dificulta la gestión ante una ciudadanía perpleja y angustiada. Entre las medidas tomadas ayer y las que el Consejo de Ministros tomará hoy se consumará la paralización de la vida cotidiana en España. Empieza un camino de al menos dos semanas inédito en la historia. La solidaridad, el civismo y la comprensión de los ciudadanos serán básicos para poder salir de esta crisis sanitaria que ya ha tomado la forma de una enorme crisis económica. Más que nunca, responsabilidad.

Por otra parte, la economía se acerca paulatinamente al paro técnico. Una situación inédita. El progresivo confinamiento de la población para modular la progresión de la pandemia del coronavirus reduce a cero el consumo, priva a las empresas de las materias primas para fabricar y acaba por dejar sin sentido a la mayoría de servicios. Eso nos conduce indefectiblemente a un paro total de la actividad, a una recesión inmediata, mucho más acelerada que las que hemos vivido en las últimas décadas y aún no sabemos cuál será su intensidad y profundidad.