He de reconocer que no sabía nada del iraníReza Negarestani (Shiraz, 1977) antes de que me hablara de él Marco Antonio Núñez, escritor, crítico de cine y profesor de filosofía en Cáceres, cuyo criterio suele ser garantía de calidad. Por eso, la lectura de Ciclonopedia. Complicidad con materiales anónimos, cuya traducción al español ha publicado la editorial Materia Oscura, fue una experiencia aún más asombrosa.

El libro, a la vez novela y tratado filosófico, se abre con el prólogo-diario de Kristen Alvanson, artista norteamericana que viaja a Estambul para conocer a un misterioso amigo de internet. Este no se presenta a la cita pero en su lugar le deja pistas para encontrar un libro basado en las investigaciones de Harsam Parsani, heterodoxo arqueólogo iraní y algo así como un heterónimo de Negarestani. Sus interpretaciones sobre mitos y rituales de la antigua Persia se enlazan de manera sorprendente con la geopolítica condicionada por el petróleo y la guerra contra el terrorismo islamista.

Frente al «orientalismo» que criticara Edward Said, Parsani le da la vuelta a la tortilla y mira al mundo desde la especificidad de Oriente Medio, un territorio caracterizado por la porosidad de mitos, pueblos y flujos de capital. Políticamente, Oriente Medio estaría caracterizado por la decadencia, que también tendría aspectos positivos de fertilidad cultural, y que implicaría una ética distinta a la de la productividad y estabilidad occidentales. Esta decadencia, por otra parte, estaría extendiéndose a nivel global, pues el capitalismo y el Islam están íntimamente imbricados en una espiral lubricada por el petróleo. Sus disquisiciones sobre el desierto, el polvo o las reliquias asirias, en una originalísima teoría que fusiona Deleuze o Lovecraft con el zoroastrismo, se imbrican con la historia del coronel West, quien deserta de las fuerzas norteamericanas para unirse a la insurgencia iraquí.

Todo ello se va trabando en una espiral que, como la de un ciclón, va cogiendo fuerza, y que lo mismo nos dirige hacia la misteriosa “maga” a quien está dedicado el libro, que a una filosofía tan compleja que, tres años después de su publicación, se organizó en Nueva York un simposio sobre este libro, pues en efecto de su obra se puede extraer tanto una ética de la libertad y la insumisión (de la tierra frente al sol, de las religiones preislámicas frente al Islam) como una justificación del status quo en Oriente Medio, dada su contraposición ganadora frente al Occidente al cual, precisamente, muchos iraníes, ahogados por la legislación teocrática, quisieran huir, y donde terminó yendo Negarestani, que enseña en Seattle, donde dirige el programa de filosofía del New Centre for Research and Practice.

No me parece exagerado afirmar que Ciclonopedia es uno de los libros más dignos de atención en lo que llevamos de siglo. Pocos filósofos se han atrevido con la novela, y a veces mejor se hubieran abstenido, como PeterSloterdijk con su infumable Das Schelling-Projekt, uno de sus pocos libros que no ha sido traducido al español por su incondicional Isidoro Reguera.

Resulta esperanzador, en medio del anquilosamiento de cierta filosofía occidental, ver que desde Oriente nos llegan planteamientos refrescantemente heterodoxos e innovadores. No todo es islamismo, ni mucho menos, en Irán, Siriao Irak. Recuerdo el impacto que sentí al ver en 2003 las imágenes del saqueo del Museo Nacional de Bagdad. La invasión estadounidense hizo que se perdieran piezas del pasado más remoto de la civilización, de las ciudades entre el Tigris y el Éufrates, donde se escribió el Poema de Gilgamesh, la obra literaria más antigua del mundo, y donde se incubaron religiones como el mazdeísmo o el culto a Mitra, precursores del cristianismo.

* Escritor