Creo que todos deberíamos vivir durante un tiempo de lo que fuéramos capaces de sembrar, de recolectar o de cazar. Que intentásemos probar si subsistiríamos en un mundo primario, como en las películas apocalípticas en las que la industria y la tecnología desaparecen y hay que salir adelante con los recursos propios.

No vale eso de asaltar un supermercado e irse a vivir a lo más recóndito con víveres para una década. Tampoco hablo de experiencias extremas en Alaska o en el desierto del Sáhara. Me basta con un campo cualquiera de nuestra España, despreciada en su versión más rural.

Hemos alejado tanto la tierra de nuestras manos que, aunque les parezca inverosímil, hay una generación que cree que las verduras y las frutas se fabrican así, sin más, hasta con su recubrimiento de plástico, y que la carne no procede de ningún animal, sino que es un producto que se elabora con esa forma limpia y pulcra que llega al plato.

Tengo un conocido que creía que todo vacuno negro era toro y todo lo demás era vaca, y que la primera vez que llegó a Extremadura se paró a hacerse una foto junto a una valla tras la que pastaban ovejas. Como un universo diferente.

Que no digo yo que tengamos que ser expertos en agricultura, pesca o ganadería, pero al fin y al cabo todos vivimos gracias a que nos alimentamos de ello y algunas nociones habría que tener, aunque sólo fuera saber que los huevos vienen de las gallinas, haya gallos o no, y que no es posible comer todo tipo de frutas todo el año a no ser que sean importadas de otros climas. Quizás así se valoraría más lo que consumimos y lo que tiramos.

En estos días de floración he visto quien arrancaba una rama de cerezo convencido de que puesta en agua daría frutos en su momento, sin ser consciente de que las flores no aguantan ni un día y además le hace un daño irreparable al árbol.

¿Creen que tirarían tan alegremente la comida si la hubieran plantado, regado, recolectado y cocinado? ¿Si la carne para una temporada dependiera de la cría de un cerdo o una vaca?

Supongo que esa despreocupación es una de las consecuencias de esta sociedad del consumo y bienestar que tenemos, y por suerte podemos permitírnosla, pero la realidad nos ha demostrado que la vida puede dar muchas vueltas y que no imaginamos qué saberes podemos necesitar mañana.

Lo de que también creo que todos deberíamos estudiar latín y a los clásicos para entendernos mejor como pueblo, ya si acaso se lo cuento otro día. Feliz Lunes de Pascua.

*Periodista