Hay personas que con sus vidas nos sacan del espejismo de nuestra propia mediocridad. Una de ellas es sin duda la escritora Jan Morris. Nació en 1926 en Inglaterra con el nombre de James Humphrey Morris y fue oficial del IX Regimiento de Lanceros de Su Majestad quien le condecoró además de por su valor por haber sido miembro del servicio secreto británico durante la Segunda Guerra Mundial. 

Tras casarse con Elizbeth Tuckniss tuvieron cinco hijos y llegado el año 1972 James se sometió a una intervención de reasignación de sexo, siempre supo que su género era el femenino, inscribiéndose en el registro como Jan y teniendo que separarse de su esposa al no estar permitido el matrimonio igualitario en Inglaterra volviendo a casarse el 14 de mayo de 2008. 

Ambas eligieron ser enterradas en una pradera cercana a su casa y encargaron su lápida, en ella se puede leer: «Aquí yacen dos amigas al final de una vida». 

Morris falleció el pasado año y aunque su historia nos haga creer que mientras exista el amor no todo está perdido, la mediocridad de nuestros políticos no permite una ley para que personas transexuales como Jan puedan en España cambiar su nombre y su mención sexo en el Registro Civil sin tener que peregrinar durante años y sufrir en sus carnes la incomprensión y el rechazo cada vez que tienen que identificarse.

Juan Fernando Ramón Sánchez

Torremayor (Badajoz)