Muchos aficionados al fútbol hablan con tal seguridad de los problemas del vestuario del Real Madrid, que se diría que todas las mañanas se ponen el chándal y se van a entrenar a Valdebebas. En realidad, lo que saben sobre los entresijos del club merengue es lo que leen en la prensa, sí, esa prensa a la que, según ellos mismos, no deberíamos hacer mucho caso porque está controlada por Florentino Pérez. 

El fútbol no es el único tema que dominan los ilustrados del siglo XXI. A poco que te despistes mientras paseas al perro, ya te habrá abordado algún vecino para darte una clase magistral sobre el nuevo orden mundial que quiere imponer George Soros, la creación del coronavirus en un laboratorio, o sobre la estrategia de Bill Gates para diezmar al planeta. 

Me resulta difícil saber en qué grado tienen razón estos gnósticos de nueva hornada: ellos no disponen de información privilegiada, aunque así lo crean, ni yo tampoco. Así es complicado contrastar. Además, solemos validar o rechazar la información según nuestros intereses y creencias. 

"Hoy todos saben de todo gracias a la información. Somos más listos que nunca"

De esto último pondré un ejemplo. Una pareja de amigos míos (hoy divorciados, como no podría ser de otra manera) se enzarzaron en un debate sobre sus recientes vacaciones. Él decía que se había desnudado en la playa en sintonía con la inmensa mayoría de los allí presentes, pero ella se lo reprochaba afirmando que «la inmensa mayoría llevaba bañador». ¿A quién creer? Aquella disparidad de criterios es comparable con un hipotético ensayo sobre la historia de España escrito al alimón por Santiago Abascal y Pablo Echenique. 

Hoy todos saben de todo gracias ala información. Somos más listos que nunca. Pero sigo pensando que no es lo mismo estar muy informado que bien informado. Habría que ser más escéptico con las fuentes antes de glosar con tanta fe el último parte sobre la conjura de Soros y Bill Gates y, sobre todo, antes de hacer nudismo…

*Escritor