Justo antes de salir de casa con la prisa instalada en mis talones, el bolso colgado y las llaves del coche en la mano, el mínimo imprevisto con los minutos corriendo y la mascarilla puesta podría romper la concatenación de casi todos los planes que venían a continuación; como suele pasar en estos casos, el imprevisto apareció. Un simple imperdible podía solucionarlo, pero ¿tendría un imperdible? Apareció uno sin mucho esfuerzo, el azar y una buena escuela repetitiva de «siempre tienes que tener un imperdible a mano» lo consiguieron. Ese pequeño artilugio evitó cualquier contratiempo. Durante el viaje, mientras conducía sola reflexioné sobre él, tanto, que cuando llegué a casa, después de todo el día fuera, busqué por curiosidad su definición en el Diccionario de la lengua española. Simple y llanamente lo que había pasado era que había conseguido unir las partes, eso es lo que había conseguido, ninguna aparente heroicidad, pero si tuviese que hacer una comparativa con la actualidad política, desde luego que sí lo hubiese hecho, y desde luego imperdible se debería referir más al adjetivo que al alfiler. 

Por suerte, hay muchas personas, representantes públicos que sí ejercen esa labor de unión, incluso, que su ejercicio resulte no solo imperdible por su valía sino imprescindible para continuar la propia construcción de la vida. Durante esta pandemia esa fue la máxima del gobierno de la Junta de Extremadura y de los agentes sociales económicos de esta región, entendieron que el diálogo social, la escucha activa y participativa permiten el sostenimiento de lo esencial, que es lo que genera el crecimiento económico y social. Cada uno de esos acuerdos firmados, estoy convencida, han nacido de claudicar posturas, de presiones, de insatisfacciones y frustraciones en las partes, y en mitad de cada documento solo fuesen fuente de desgaste y desaliento, pero, la diferencia se encuentra en quienes están dispuestos ese precio, y lo hicieron. El empleo, la competitividad, la innovación, la ciencia, la digitalización, la logística, la energía, el reto demográfico, la vivienda, el transporte, las infraestructuras, la agricultura, la concertación, las políticas sociales, la igualdad de género… fue su prioridad. Agenda para la Reactivación Económica y Social fue su nombre. 

Pese al estruendo de la tramoya, el presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, lo ha vuelto a hacer, lo que nunca dejó de hacer, sus palabras fueron: «le debemos a este país la capacidad de que nuestros hijos y nuestros nietos puedan convivir en paz como lo hemos hecho nosotros a lo largo de 40 años y eso pasa por el diálogo y pasa por intentar buscar vías que desde luego son difíciles, a nadie se le oculta que son difíciles, pero que no son ni deben ser imposibles».

Trabajar pensando en quién vendrá, trabajar bajo la generosidad y el esfuerzo. 

Leí ayer en un tweet de José Manuel Rodríguez Uribes: fiatiustitia, nepereatmundus, hágase justicia para que el mundo no perezca.

Se escuchan ya sus voces, esas, las que buscan la concordia. Ahí están ya.

Imperdibles.

*Filóloga y diputada del PSOE