La pandemia trajo una cosa buena, la única: el verano pasado Leticia Sabater no sacó canción. Pero con el avance de la vacunación, la artista se ha animado a publicar otro intento de hit estival, ‘Banana kiki’, con su consiguiente videoclip, que paso a analizar desde el punto de vista musical, semiótico y lingüístico. De entrada, hay que reparar en la sutileza del título: ‘Banana kiki’. La letra trata de jugar con los dobles sentidos de forma contumaz. Vacunación y acto sexual se entremezclan con Leticia Sabater de maestra de ceremonias en una confusión total. El poema sitúa a la protagonista como profesional de la sanidad que nos va a vacunar contra este virus que nos tiene de cabeza. Los versos del estribillo son contundentes: prefiero con la aguja larga y gorda que con la bananakiki entra mejor. Méteme la inyección, bananakiki, méteme la inyección, métemela cucu, métemela ¡ay!. El resto del texto son variaciones muy leves, pues simplemente cambian las onomatopeyas. ¿Realmente hacía falta castigarnos con esto? ¿No hemos sufrido ya bastante con la pandemia? 

Para cuanto al videoclip, rodado en una especie de aeródromo abandonado, no tengo palabras. Un ‘sindios’. La cantante sale vestida de enfermera, pero parece que el disfraz blanco se lo ha comprado en Kike’s. Donde se encuentran las partes erógenas luce el logo de la Cruz Roja. Las letras de los créditos están en fluorescente metalero y con una tipografía de los años 80. Las animaciones de los gráficos parecen hechas por un Spectrum. El presupuesto es tan bajo que los actores llevan caretas de Pedro Sánchez, Freddie Mercury e Isabel Díaz Ayuso. La realización es tan mala que se ve el dron que han empleado para los planos cenitales. Eso sí, tengo que reconocer que me he reído mucho con este engendro en medio de tanta mala noticia. Gracias, Leticia Sabater. Refrán: Cosa hecha deprisa, cosa de risa.