Decía Miguel Celdrán, veterano alcalde de Badajoz y alma mater del PP extremeño, que los cambios en política hay que hacerlos cuanto antes, de lo contrario la gente enreda más de la cuenta. Pues mira tú por dónde el dicho puede aplicarse perfectamente a la indecisión que vive actualmente el PP extremeño acerca de si Monago sigue o se va. Lo que trascendía antes del verano era lo segundo, que se iba a producir un relevo sosegado según el cual el líder de los populares extremeños iba a darle paso a un sucesor, en este caso el alcalde de Plasencia, Fernando Pizarro, quien asumiría el cargo por aclamación. Pero como han pasado tres meses y seguimos igual que estábamos, ha dado tiempo para plantear alternativas, abrir debates sucesorios y hasta apostar por la continuidad. A estas alturas cualquier cosa puede pasar porque las declaraciones de Fernando Pizarro de esta semana a la agencia Efe diciendo -por tercera vez- que está dispuesto a liderar el PP extremeño han levantado una polvareda como nunca antes. Tanto que, de pronto, dirigentes que no se habían ofrecido ni postulado para el cargo han empezado a aparecer en las quinielas y algún dirigente como Sergio Rey, vicesecretario general del PP de Cáceres, ha tenido que salir a la palestra para pedir calma y advertir de que Monago aún no se ha ido y que no deja de ser una falta de respeto hablar del futuro presidente del PP cuando quien está al frente sigue en pie y sin que nadie le haya mostrado la puerta.

La convención del PP en Valencia ha renovado de optimismo a los populares extremeños. Entienden que el aire que sopla en España les favorece pero para ello deben echar a andar lo antes posible, que las elecciones autonómicas están a la vuelta de la esquina y, de momento, no tienen elegido ni presidente. No obstante, si hay un partido piramidal en España, donde casi todas las decisiones importantes pasan por la dirección nacional, ese es el PP. Desde que Ciudadanos marcó ese camino a seguir en España, el PP parece haberse enrocado más aún en este modelo. Génova marca los tiempos y decide acerca de los líderes autonómicos y, por el momento, no le ha interesado abrir el melón de las renovaciones. No quiere guerras fratricidas por todos los territorios que bastante tiene ya con el hiperliderazgo ejercido por Isabel Díaz Ayuso en Madrid. Sin embargo, este impasse genera desasosiego porque es verdad que se han renovado las presidencias provinciales en Cáceres y Badajoz, pero no hay candidato oficial en casi ninguna gran ciudad de la región salvo en Cáceres que acaba de elegir a Rafael Mateos esta misma semana.

"El PP no quiere guerras fratricidas por todos los territorios que bastante tiene ya con el hiperliderazgo ejercido por Isabel Díaz Ayuso en Madrid"

En los partidos se sabe que al coincidir el mismo día las elecciones autonómicas y municipales son muy importantes los candidatos a alcalde dado que contribuyen a llenar ambas urnas. Pues bien, a estas alturas el PP no tiene candidato ni en Badajoz ni en Plasencia y en Mérida acaba de nombrar una gestora. En Villanueva y Don Benito, feudos del PSOE por excelencia, casi ni suenan y en Almendralejo su líder y antiguo alcalde acaba de ser imputado por la Púnica. Si a eso se le une que aún no se sabe quién va a ser el presidente y candidato y encima parece abrirse una lucha interna apaga y vámonos, porque el PSOE es verdad que ha tenido primarias y pelea en Badajoz, pero tiene alcaldes y candidatos en todos lados y el candidato a la secretaría general es único y está puesto, Guillermo Fernández Vara, quien por cierto ya ha dicho que se presentará de nuevo a las elecciones. 

No creo que tarde mucho en convocarse el congreso regional del PP, se habla ya de mediados de diciembre, y entiendo que después del lío y la polvareda de esta semana la dirección nacional tomará cartas en el asunto y adoptará una decisión si no esta semana, la siguiente. Al fin y al cabo, se tiene que trasladar una imagen seria de un partido con vocación de gobierno y no la de un club de ajedrez donde todos juegan a mover el tablero a ver quien derriba a la reina y gana la partida.