Hay veces que en el debate político, por mucho que desde el respeto a la diversidad de opiniones quieras prestar atención, mostrar la mano tendida, ceder o como solemos decir, buscar puntos de encuentro, resulta imposible moverte ni un ápice de tus postulados.

No es que estemos hablando de verdades absolutas, que dentro de las denominadas teorías de matices, no existen.

Es que se trata de cuestiones en las que, más que una línea roja, te encuentras con un auténtico muro infranqueable.

Asuntos como la violencia de género o la memoria democrática no deberían admitir la más mínima discusión.

En el primer caso no existe ninguna duda sobre la condena a todos y cada uno de los episodios en los que, desde un plano de presunta superioridad que da la fuerza física, o el dominio de las voluntades a través de la esclavitud que da la dependencia de una parte sobre la otra, se intenta imponer cualquier toma de decisiones.

En el segundo, porque, lejos de la diferencia que puede representar lo que cada uno asimila sobre el concepto de memoria histórica, todos los que me suelen leer o escuchar, saben que me refiero también a otra cosa. Siempre hago alusión a la defensa de los valores democráticos. Eso es lo que para mi representa la auténtica memoria democrática Y eso es lo que su ataque puede llevar una contrarréplica totalmente inasible.

No hay tregua en ambos casos. 

Casi cada día nos enfrentamos a un lamentable combate, ya sea motivado por la violencia de género, ya sea por el cuestionamiento de todo lo que lleva consigo la memoria democrática.

Por cierto, esta semana hemos comenzado a saldar una cuenta pendiente con las víctimas del franquismo que fueron arrojadas a la mina la Paloma en Zarza la Mayor. Estamos expectantes para que los trabajos de exhumación den pronto los esperables resultados. Sus familias lo desean con ardor.

Mientras, mantengamos firmes las convicciones, consolidemos los principios en los que creemos y ante vientos en contra que avecinen malos tiempos para los ideales del compromiso y la entrega hacia todo tipo de sufrimiento, antepongamos la fuerza que da el mantenernos juntos.

*Historiador y diputado del PSOE