Opinión | Nueva sociedad, nueva política

Vidas ejemplares (XXII): Abel Ramón Caballero Álvarez

Entre 1982 y el momento actual, solo ha trabajado fuera de la política cuatro años, como docente en la Universidad de Vigo

Es muy interesante acercarse a algunos de los «clásicos» de la política española, esos que parecieron nacer a la vida con un cargo bajo el brazo durante la Transición, taponando a varias generaciones; esos a los que la sombra de la corrupción les ha rozado con cierta frecuencia, aunque el balón haya salido despedido tras golpear en el larguero. Ya lo hicimos con una egregia representante del PP, Esperanza Aguirre Gil de Biedma, en nuestra entrega XI (20/07/21) y lo hacemos hoy con un histórico del PSOE. 

La razón por la que nos acercamos a Abel Caballero es doble: por un lado, los recientes casos de corrupción en su entorno, que obligan a recordar que él también estuvo imputado en una de las más graves investigaciones realizadas sobre la política española; por otro lado, porque si Caballero es reelegido alcalde de Vigo en las próximas elecciones municipales (28/05/2023) llegará a 2027 con veinte años de alcaldía a sus espaldas y la friolera de cuarenta y cinco años en política. 

El pasado 09/12/2021, el Tribunal Supremo confirmó la condena de cinco años y tres meses de prisión, e inhabilitación absoluta durante nueve años y un día, para Francisco Javier Gutiérrez Orúe, ex jefe de Participación y Atención Ciudadana del Ayuntamiento de Vigo (Concejalía de Promoción Económica, Empleo y Participación Ciudadana), por la contratación oculta de la cuñada de Carmela Silva, Presidenta de la Diputación de Pontevedra; se le atribuyeron los delitos de prevaricación continuada, malversación de caudales públicos y falsedad en documento mercantil. El llamado «Caso Cuñada» tiene otras derivadas, pero quedémonos de momento con que Gutiérrez no ha entrado aún en prisión porque ha solicitado el indulto al Gobierno de Pedro Sánchez y con que Silva es persona de la máxima confianza de Caballero y Presidenta del Partido Socialista Gallego.

Gutiérrez Orúe no es el primer cargo del Ayuntamiento de Vigo que pide el indulto al Gobierno de Sánchez. También lo ha hecho Roberto Ballesteros, alcalde pedáneo de Bembrive y extensión de Caballero en la localidad, condenado hasta en tres ocasiones por prevaricación, malversación de fondos y falsedad documental. Por cierto, el sucesor de Ballesteros, el también socialista Marcos Castro, se enfrenta a una inhabilitación de trece años por los mismos delitos. 

Casi nadie se acuerda ya, pero la «Operación Patos» prometía ser una de las principales causas de la corrupción política en España. Instruida en Vigo desde 2014 a 2017, investigó la adjudicación de contratos públicos en las Rías Baixas. Uno de los implicados en la trama era Abel Caballero, ya entonces alcalde de Vigo y presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), que habría recibido regalos de lujo de Enrique Alonso País, dueño de la constructora Eiriña y supuesto cerebro de la trama. La Fiscalía Anticorrupción decidió en 2017 desinflar la causa, manteniendo imputaciones solo contra trece personas, entre las que no estaba ya Caballero. 

Abel Caballero fue diputado por el PSOE desde la victoria electoral en 1982 hasta 1997, tras la derrota de Felipe González, es decir, quince años. Durante ese periodo, también ejerció como Ministro de Transportes, Comunicaciones y Turismo (1985-1988). Cuando tuvo que salir del escaño del Congreso de los Diputados pasó a sentarse en uno del Parlamento de Galicia, desde 1997 hasta 2001. En 2005 fue nombrado presidente de la Autoridad Portuaria de Vigo. Fue en 2007 cuando resultó elegido por primera vez alcalde de Vigo y en 2015 presidente de la FEMP, cargos en los que sigue a día de hoy. Entre 1982 y el momento actual, solo ha trabajado fuera de la política cuatro años, como docente en la Universidad de Vigo, retomando brevemente el empleo que tenía cuando entró en política con treinta y seis años. 

Es de imaginar que, por si hace falta, Caballero tendrá en mente las palabras de Esperanza Aguirre el 12/02/2016, cuando afirmó que solo unos pocos de sus nombramientos «habían salido rana»; aunque la charca del ayuntamiento de Vigo es, intrínsecamente, más pequeña que la de la Comunidad de Madrid, todo apunta a que el alcalde quizá necesite de una retórica parecida en el futuro para tratar de explicar lo que ocurre a su alrededor, con las personas de su máxima confianza, evitando que le roce.

*Licenciado en CC de l a Información

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