El síndrome de Arda Güler

Somos multitud los seguidores del Real Madrid que no entendemos por qué Ancelotti le niega oportunidades a Arda Güler, sobre todo después de que el joven centrocampista turco (19 años) aprovechara los pocos minutos disputados con el equipo blanco para marcar un buen gol y, en una exhibición maradoniana, estrellara un tiro en el larguero tras chutar… desde su propio campo.

El chico tiene todas las trazas de ser un gran futbolista, como demuestra con la selección de su país, pero Ancelotti lo ningunea incluso en partidos intrascendentes o ya ganados.

Tenerlo todo para conseguir el éxito y chupar banquillo… A esta circunstancia tan común la he denominado ‘el síndrome de Arda Güler’. Común, sí, pues quién no la ha sufrido en algún momento de su vida, cuando pensaba que iba a tener éxito en una relación sentimental, laboral, empresarial oacadémica, y al final, por motivos inasibles, es otro u otra quien se acaba llevando el premio.

Hablando de premios y fiascos, recordemos que Charles Chaplin, en una humorada de las suyas, se presentó a un concurso de imitadores de Charlot y quedó el segundo.

Tenerlo todo para conseguir el éxito y chupar banquillo… A esta circunstancia tan común la he denominado ‘el síndrome de Arda Güler’

En fin. En el mundo de la literatura los fracasos injustificados son norma. Ahí está John Kennedy Toole, que no consiguió editor para su inolvidable novela La conjura de los necios hasta después de su suicidio. O a J.K. Rowling, autora de Harry Potter, rechazada por numerosas editoriales, algo que le ocurrió también a Tolkien, Stephen King o aMarcel Proust, gigante de las letras francesas.

Los mismos motivos por los que estos autores merecían el éxito señalancon fuegos artificiales la pifia de quienes, pudiendo hacerlo, no se lo facilitaron.

Esperemos que Arda Güler pueda escapar al maleficio de su propio síndrome y le demuestre a Ancelotti, antes o después –a ser posible en el Real Madrid, algo que empiezo a dudar–, por qué dejar en el banquillo a una estrella en ciernes nunca es una buena idea.

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