Opinión | Textamentos

La charlotada

El esperpento de Sánchez de paralizar a un país para deshojar la margarita una parece una salida desesperada y desproporcionada de animal herido

Concentración en apoyo a Sánchez ante la sede del PSOE en Madrid.

Concentración en apoyo a Sánchez ante la sede del PSOE en Madrid.

Aunque aquí ya estamos acostumbrados ala chirigota, los medios europeos, con el debido distanciamiento geográfico y emocional, no dan crédito a lo que se ha vivido estos días en el escenario –nunca mejor dicho– político en España: un presidente enamorado que dimite durante unos cuantos díasen busca de piropos, una vicepresidenta vociferando y golpeándose el pecho, un ministro de Transporte asegurando en un prurito hooligan que su jefe de filas es «el puto amo en Europa», barones del PSOE cantando la Internacional con el puño en alto, un cineasta aireando sus lágrimas de cocodrilo, el presidente de una comunidadtraicionándose a sí mismo en su enésimo apoyo a un líder al que detesta…

El éxtasis compartido en Ferraz por estos militantes venía a redoblar su compromiso con su presidente y manifestar de paso que les parece maravilloso todo cuanto haga, incluso congregarles allí para hacer el ridículo

La prensa de derechas vendió como un fracaso la asistencia de 12.000 personas a Ferraz dispuestas a adular a un presidente que les había exigido adulación. Y, sin embargo, 12.000 personas tocadas por el culto de la personalidad se antoja un número muy elevado para una charlotada sin otra misión que la de apoyar al soldado Sánchez para que siga diciendo y haciendo una cosa y la contraria, todo sea por nuestra salvación. El éxtasis compartido en Ferraz por estos militantes venía a redoblar su compromiso con su presidente y manifestar de paso que les parece maravilloso todo cuanto haga, incluso congregarles allí para hacer el ridículo.

Es difícil saber hasta qué punto Sánchez está tocado, política y anímicamente. El esperpento de paralizar a un país para deshojar la margarita mientras decide si merecemos seguir siendo gobernados por él parece una salida desesperada y desproporcionada de animal herido, ahora que la trama Koldo y el posible tráfico de influencias de su esposa podrían tener cierto recorrido judicial, por no hablar de la reapertura del espionaje de Pegasus.

Dicho esto, no me fío de ninguna previsión política, sobre todo si está desarrollada desde el sentido común. La única certeza en la España de hoy es que el futuro es incierto.

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