Opinión | tribuna

Inmigración controlada y legal

Debe ser adaptada a las necesidades de España y con voluntad de integración

Es un hecho innegable que hemos conseguido abrir el debate político a problemas de los que nadie quería hablar, asuntos que, por mucho que algunos prefieran obviar y mirar para otro lado, están afectando a la vida de cada vez más españoles, debates necesarios porque, en muchos casos, ya podemos observar las consecuencias cuando no se atajan con decisión y sin remilgos. España, como el resto de Europa, está sufriendo una invasión inmigratoria que pone en grave riesgo el futuro del continente tal y como lo conocemos, con consecuencias directas sobre la convivencia, la seguridad y la prosperidad de todos los europeos. Hace pocas fechas conocíamos que el Departamento de Seguridad Nacional, que depende directamente del Gabinete de la Presidencia del Gobierno, socialista, calificaba la inmigración ilegal como una amenaza para la seguridad de la nación. No hemos escuchado ni leído en los medios que los políticos de izquierdas hayan adjetivado a dicho departamento de racista o xenófobo, tal y como hacen cuando somos nosotros los que apuntamos lo mismo, denunciando, además, que hay organizaciones internacionales que están colaborando activamente con las mafias del tráfico de seres humanos, y que hacen negocio de la tragedia.

Sólo VOX lleva advirtiendo de esta situación insostenible mucho tiempo, al tiempo que denuncia las consecuencias de la inmigración ilegal, el aumento de la criminalidad, la degradación de los barrios, la creación de guetos y la amenaza de la disolución de la cultura y tradiciones locales. Frente a este problema nos encontramos con los insultos y la demagogia de los demás partidos políticos, asociaciones cómplices y algunos medios de comunicación. En vez de abordar el problema con valentía, prefieren matar al mensajero. Es la forma que tienen de reaccionar aquellos que, o bien son demasiado timoratos para afrontar la cuestión, o que son cómplices directos. Desde aquí les quiero advertir, sus compañeros de viaje en Suecia, Holanda, Alemania o Francia hacían lo mismo y no les ha quedado más remedio que recular. Ahora tenemos a los socialistas alemanes y suecos pidiendo deportaciones masivas y a los liberales holandeses preocupados por la violencia y el crimen traídos por la inmigración. Aquí veremos lo mismo en pocos años si seguimos así, y veremos a algunos de los que ahora nos insultan esconderse avergonzados. La inmigración debe ser controlada, adaptada a las necesidades de España y con voluntad de integración. Bienvenidos los que vienen legalmente a trabajar a nuestro país, bienvenidos los honrados que respetan nuestra cultura, nuestras normas de convivencia y nuestras leyes. n

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