Un lobo para el hombre

La gran expectación que han generado estos días Eurovisión y las elecciones catalanas ha impedido en cierta medida que cale un debate cargado de significado planteado por Patricia Ramírez, la madre del pequeño Gabriel, el Pescaíto, asesinado el 27 de febrero de 2018 –cuando tan solo tenía ocho años– por la que entonces era la pareja del padre de este:la dominicana Ana Julia Quezada. De lo que se queja la madre es de que Netflix está haciendo un documental sobre la muerte del niño, y para ello cuenta con la colaboración (pagada, se entiende) de la propia asesina, que cumple sentencia en la cárcel de Brieva, Ávila.

La madre desea que la grabación se detenga para evitar que el padre de Gabriel y ella sufran un daño gratuito, pues ya tuvieron lo suyo a raíz del asesinato.

Aunque a muchos nos parezca repugnante que dicho proyecto salga adelante,tratándose de un niño, parece difícil que se pueda suspender. Puede que este true crimesea amoral, pero no ilegal (al menos que yo sepa). Y aunque Patricia ha contactado con el Ministerio de Interior para informar de que algunos funcionarios de prisiones están colaborando con los responsables del documental, no parece tampoco que la denuncia vaya a dar resultado.

Como profano en asunto de leyes, no deja de resultarme sorprendente que una ley de protección del menor obligue a pixelar los rostros de los menores en televisión para evitar que sean reconocibles, y sin embargo se pueda grabar un programa entero sobre su asesinato con la participación de su asesina.

No dedicar un solo segundo para ver o comentar dicho documental cuando esté online será una forma de apoyar a unos padres obligados a sufrir la avaricia de unos desaprensivos dispuestos a hacer caja con su dolor, pero también la enésima constatación de que el hombre es un lobo para el hombre, algo que solo podrá evitar, al menos en parte, eso que llaman ‘el imperio de la ley’. n