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QUIEREN CONTAR CON PROFESIONALES Y ORGANIZAR CHARLAS Y TALLERES

Una salida para el acoso escolar

Un grupo de víctimas ha iniciado la creación de la asociación Todos somos iguales, con la que quieren ofrecer ayuda a los que sufren insultos o agresiones en el ámbito educativo para «que no se encierren, ni autolesionen» y puedan superar la situación

Una salida para el acoso escolar

Marta se encerró en su habitación y no quería salir de casa; Adrián llegó a autolesionarse. Con 25 y 22 años respectivamente, son dos de los promotores de una asociación de víctimas de acoso escolar que está en trámites de creación en Plasencia y con la que persiguen «ayudar» a quienes pasen por lo mismo que ellos vivieron durante su etapa en el colegio o el instituto.

Son cinco las personas que se han unido en esta iniciativa, de entre 22 y 51 años, todas víctimas de acoso escolar y todas residentes en Plasencia. Marta y Adrián explican que la idea de crear la asociación surgió porque consideran que las víctimas «todavía se callan» cuando pasan por esta situación y lo que ellos quieren es que «tengan en nosotros una vía de apoyo».

Porque ellos mismos lo han vivido. De hecho, «yo me callaba porque me amenazaron con que, si decía algo, me iban a pegar», cuenta Marta. Tanto es así que reconoce que tardó un tiempo en decírselo a su familia, aunque «todos los días salía llorando de clase». No entendía por qué la insultaban y no se atrevía a contarlo.

Con lo que ha vivido, advierte de que este tipo de situaciones, «puede ir a más y, cuando ya está avanzado, es más difícil hacer algo. Si no se quieren abrir a sus padres, podrán hacerlo con nosotros y les podremos aconsejar qué pueden hacer para que no vaya a más».

Ya están recibiendo llamadas de voluntarios y, además de trabajar en la constitución de la asociación, que se llamará Todos somos iguales, están buscando profesionales como un psicólogo, un policía o un docente, para que, de forma voluntaria, colaboren. Su intención es también ofrecer charlas y talleres.

Centros no preparados

Porque consideran que los centros educativos no están todavía preparados para combatir de forma rápida y efectiva los casos de acoso escolar. En su caso, no lo hicieron, afirman.

A Marta comenzaron a insultarla en cuarto de Primaria porque tenía mucho vello en los brazos y no solía llevar faldas ni vestidos. Duró hasta que terminó el colegio y comenzó de nuevo en el instituto, porque se puso brackets y seguía teniendo mucho vello. «Empezaron otra vez los insultos y también me daban empujones. Un día, a la salida, mi padre vio cómo una chica me agarraba del cuello y fue a hablar con el jefe de estudios». El resultado fue que la expulsaron tres días, pero «la conclusión del centro fue que había sido una pelea sin importancia», lamenta.

En su caso, el acoso dura «hasta el día de hoy porque soy fotógrafa y han empezado a criticarme en instagram por poner fotos mías, así que me he tenido que quitar de las redes sociales».

En cuanto a Adrián, recuerda que comenzaron a insultarle en el instituto, «en clase, en el recreo, tengo los mensajes que lo demuestran, aunque fue todo psicológico». Su madre habló con el director, con el educador, pero «le decían que no pasaba nada». Llegó a autolesionarse y cuenta que solo recibió la ayuda del policía tutor, una figura que ahora no está en los centros educativos y entonces «puso en marcha el protocolo». Recuerda que la Consejería de Educación abrió expediente «al instituto, al director y a los acosadores». Su caso llegó a juicio y lo ganó y así terminó el acoso y actualmente «no tengo ningún problema».

Para todo el que sí lo tenga hoy día, facilitan el teléfono de contacto 634 891737 y el instagram @adrianlulu_. También puede contactar con ellos cualquier profesional que quiera colaborar con la asociación. Todos serán bienvenidos porque reconocen que, «aunque pase el tiempo, del todo no se te olvida lo que has sufrido». Eso sí, «lo miras desde otra perspectiva. Si me pasara ahora, actuaría de forma diferente», coinciden.

De momento, cuentan con el respaldo de las concejalías de Deportes e Igualdad y con el del alcalde, «que nos ha dado todo su apoyo». Ambos tienen un propósito claro, que las víctimas no pasen por lo que ellos pasaron: «yo solo quiero que no lleguen hasta donde llegué yo», subraya Adrián.

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