Kiko Veneno es una enciclopedia de la música. No en vano, desde que formó su primer grupo en los años setenta hasta hoy, se ha mantenido sobre los escenarios y este viernes lo demostrará en Plasencia, junto a la catedral, donde abrirá el ciclo Noches de Santa María presentando las canciones de su último disco, Sombrero roto.

En ello estaba antes del confinamiento, como él mismo explica desde su casa a El Periódico. Pero además, a los temas nuevos se sumarán clásicos de siempre y un repaso por canciones de los últimos años.

Todo en un estilo que define como «a medio camino entre el rock, la música flamenca y el pop», lo que escuchaba cuando era pequeño. Confiesa que, cuando empezó, «no pensaba que iba a llegar donde estoy», pero subraya que «la ilusión no se me ha quitado, todo lo contrario».

De hecho, afirma que se podría jubilar, pero «no son mis planes, mientras tenga público y conciertos, no me lo planteo, todavía tengo ganas de componer cosas».

Eso a pesar de la situación por la que pasa la Cultura actualmente debido al covid. El cantante no quiere sectorializar, pero, en su opinión, «la Cultura no está considerada como un sector productivo importante en nuestro país, a pesar de que lleva años dando guerra, son más importantes las apuestas. Todos hemos sufrido, pero los que más están sufriendo son los pobres y los que tienen los trabajos más precarios», lamenta.

A lo largo de su trayectoria ha vivido numerosas épocas musicales y se queda con «los años sesenta y setenta, la primera, la original, en la que surgieron los instrumentos nuevos.

No le pone peros a que haya que estar en un concierto sentado y con mascarilla, «ojalá yo hubiera podido ver a mis ídolos así y sobre la opción de ir o no a verle esta noche, es claro:que vayan a los conciertos que quieran».