En el año 2007, comenzó a funcionar la Unidad de Salud Mental Infanto-juvenil del área de salud de Plasencia para atender a menores de 18 años del área, pero también, y «provisionalmente», los casos más complejos que derivaran las áreas de salud de Coria y Navalmoral de la Mata. «Dieciséis años después, seguimos en esta situación de provisionalidad».
Depresiones severas y autolesiones, en menores del área de salud de Plasencia
Lo afirma la psiquiatra de la unidad, Blanca Lusilla, que subraya que «el mayor problema que tiene nuestro servicio es la sobrecarga asistencial».
Lo que ocurre es que son cinco profesionales, una psiquiatra, una psicóloga clínica, un enfermero, un técnico en cuidados auxiliares de enfermería y una trabajadora social un día a la semana, «para atender a unos 32.000 menores de 18 años (más de la mitad de los menores de 18 años de la provincia de Cáceres)», señala.
Lusilla explica que, hasta la crisis del 2013, la demanda era «aceptable». Sin embargo, desde ese año, aumentó «bastante» la carga asistencial y atendieron «a muchos menores con alteraciones de conducta, ansiedad y depresión». La mejoría que se notó antes del covid cambió con la pandemia, que «ha empeorado mucho la salud mental de los niños y de los adolescentes», hasta el punto de atender cinco tentativas de suicidio en el curso 2021/2022.
Tecnologías, pornografía, alcohol y drogas
Lusilla afirma que les preocupan mucho los conflictos entre iguales, «los problemas derivados del mal uso de las nuevas tecnologías y el consumo de pornografía desde edades muy tempranas, el consumo de alcohol desde edades tempranas y el consumo de cannabis en la adolescencia».
Por eso han organizado unas jornadas sobre salud mental a las que aún es posible apuntarse y que tendrán lugar el 10 y 17 de mayo en el teatro Alkázar. Las hojas de inscripción se han repartido por toda la ciudad.
Los menores de 14 años cuentan con una unidad de hospitalización breve en el hospital Materno Infantil de Badajoz desde hace 6 meses, pero Lusilla reclama otra para adolescentes de 15 a 17 años porque ahora tienen que ingresar en las de adultos o fuera de la comunidad autónoma.
"Nos vemos obligados a enviar fuera de la comunidad para estancias largas a menores que podrían mejorar con un tratamiento adecuado en una UHB para adolescentes, con el consiguiente coste económico para las arcas públicas y el trastorno que supone para las familias, además de que el alejamiento del lugar de residencia dificulta la rehabilitación. Nos hace mucha falta una UHB para adolescentes", insiste Lusilla.